2 de marzo de 2010

Editorial 53

Obesidad Infantil engorda de billetes a empresas y gobiernos

Aunque todos ya sabíamos que hay un gordo problema en casa, en la comunidad e incluso a nivel estatal y nacional, fue el periódico El Universal, en ediciones recientes, el que nos recordó otra vez que LA OBESIDAD INICIA EN LAS ESCUELAS.

¿Quiere decir que por comodidad –léase flojera-, los papás dejamos que a nuestros hijos les metan comida chatarra durante el recreo? Es posible

Pero eso es sólo una parte del problema. Hay más.

Por ejemplo: ¿qué responsabilidad tienen en esto las sociedades de padres de familia y aún más los directores de las escuelas, supervisores y demás autoridades educativas?

Tampoco están exentas de responsabilidad en este caso los centros de salud, jurisdicciones sanitarias y altas autoridades del ramo, de los tres niveles de gobierno.

Se agrega a esta serie de negligencias y omisiones, el papel de los medios electrónicos comerciales –radio y televisión- donde empresas pequeñas, medianas y grandes de comida chatarra engordan sus bolsillos a costa de la salud de nuestros hijos.

Claro que no se puede dejar de mencionar a los legisladores, diputados y senadores, que en vez de representarnos a los ciudadanos, representan a los obesos empresarios que pagaron sus campañas en la TV.

Por cierto, la expresión más burda del negocio de la comida chatarra que va ligado a una alianza perversa entre empresarios y televisoras y que pone en evidencia la negligencia o franca complicidad de todos ellos con autoridades educativas y sanitarias lo representa el programa En Familia, con Chabelo.

Durante horas, el arrugado conductor finge voz de chamaco y presume hacer un programa para el entretenimiento familiar, mezclando competencias o concursos de niños y papás, con anuncios y promociones de la comida chatarra más peligrosa para la salud de chicos y grandes.

Refrescos, frituras, dulces, pastelillos y demás golosinas son publicitados en cadena nacional en emisión dominical, que le llena las bolsas de dinero al dueño de Televisa y a Chabelo también, pues este patético personaje de la caja idiota –que con cancioncitas cursis y sentimentales- se mete a nuestras casas cada domingo para robar la inocencia de niñas y niños indefensos por un sueldo mensual de casi 400 mil pesos.

No hay duda. En el México del Centenario y el Bicentenario, los gobiernos, empresarios, legisladores, partidos políticos y medios de comunicación, están unidos para castrar nuestra dignidad de personas y ciudadanos, dejándonos únicamente en la condición de consumidores, contribuyentes y votantes.

Niñas y niños con menos calidad de vida es el resultado de esa alianza perversa, pero también por culpa de nuestra flojera. No nos ocupamos de lo que más decimos querer.

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