Verónica Carrillo
El mes de marzo tuvo importantísimas fechas conmemorativas: 8 Día Internacional de la Mujer, 15 Día Mundial de los Derechos del Consumidor, 21 Día Internacional Contra la Discriminación Racial e Inicio de la Primavera, 22 Día Mundial del Agua, 30 Día Internacional del Trabajo Doméstico. No son fechas para celebrarse o para dar regalos. Se trata de hacer visible diversas problemáticas sociales y lograr que, por lo menos un día al año, la ciudadanía y las autoridades reflexionen e intenten encontrar soluciones a las difíciles situaciones que vivimos los humanos y en especial, las mujeres. Las autoridades no son las únicas culpables, la ciudadanía continúa con viejas prácticas discriminatorias y las soluciones se centrarán en la educación como la respuesta acertada.
En esta frecuencia, reflexioné, para intentar aportar algo que nos permita encontrar la ruta para ir construyendo nuevas sociedades. Entonces, leyendo los temas digo que: la mujer es el eje de la sociedad, por lo tanto debe tener los valores reales de la vida para dar y vivir. De esta forma ella puede impulsar a su compañero e inspirar a sus hijos a vivir dignamente en la Tierra. Nos guste o no, las mujeres somos las responsables de lo que consuman (espiritual y materialmente) los compañeros y los hijos, por ello debemos aprender a autovalorar nuestro trabajo doméstico y a su vez enseñar a los hijos a valorar nuestro esfuerzo.
Sobre todo en el medio rural donde el papel de la mujer es enormemente minimizado porque las mujeres no logran ubicar su importancia dentro de su contexto. Las mujeres deben aprender a reconocer que otorgan un aporte fundamental para el mantenimiento de las relaciones en el núcleo familiar. Vista la familia como una célula de una comunidad, la energía que entra y sale para dar sustento dentro de un hogar la veo en una relación como la que sigue:
El hombre aporta con su trabajo la energía para conseguir materia prima. La mujer aporta con su trabajo la energía para transformar en alimentos comestibles la materia prima que lleva el hombre. La mujer junto con los niños colecta y carga leña para transformarla en energía calórica, en esta actividad la familia también invierte energía que más tarde recupera en la comida obtenida con el esfuerzo de la mujer.
Cabe recordar que las dos actividades más importantes y pesadas en el hogar las realizan las mujeres y los niños: acarreo de leña y agua. La mujer también interviene en los procesos de producción agrícola, como en los cultivos de finca o huertos (café, hortalizas).
En cada etapa del sistema de entrada y salida de energía en una comunidad, está presente el trabajo de los 3 elementos que conforman esta célula social: el femenino, masculino y el infantil.
Entonces busqué si existe alguna sociedad actual que le dé a la mujer la misma importancia participativa que el hombre. A reserva de lo que pueda encontrar con posterioridad, si existe esta comunidad en la India: los Sikhs (se pronuncia sijs).
Esta sociedad ubicada al Norte de la India, considera que “por dar a luz a los héroes poderosos, a los reyes y a los hombres sagrados, a la mujer se le mantiene en una estima elevada”. Como los dos platillos iguales de una balanza, en el templo, los hombres se sientan a un lado mientras las mujeres ocupan exactamente el lado opuesto. Es absoluto, ellas tienen los mismos derechos que un hombre. Guru Amar Das, líder de los Sikhs entre los siglos XV y XVI, confirió igual estatus a hombres y mujeres, y desaprobó la discriminación de género, lo consideró como un insulto a la dignidad humana.
Versos del “Sri Guru Granth Sahib Ji”
De la mujer, nace el hombre;
Dentro de la mujer, es concebido el hombre;
Con la mujer se compromete y se casa.
La mujer se convierte en su amiga; a través de
La mujer, vienen las futuras generaciones.
Cuando su mujer muere, él busca otra
Mujer; a la mujer está ligado. ¿Entonces por qué
Llamarla mala? De ella nacen los reyes.
De la mujer, nace la mujer;
Sin la mujer, no habría absolutamente nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario