1 de julio de 2015

OTRO DOMINGO 7

La jornada electoral del pasado 7 de junio dejó mensajes muy claros a los gobiernos, a los partidos políticos y a la sociedad en general.

El primer mensaje es que más de la mitad de los electores con derecho a sufragar NO acudieron a las urnas, tema del que aún se siguen ocupando los llamados especialistas y expertos, pero que quiere decir que  si bien los 500 nuevos diputados  federales fueron “legalmente” electos, no cuentan con la legitimidad de rigor. No fueron electos por mayoría.

Se puede decir, además, que será casi imposible  identificar todas las posibles causas del abstencionismo, pero tampoco es un secreto que, con razón o sin ella, hubo quienes se aventuraron a “dejar  solos al gobierno y a los partidos” con este espectáculo cirsense  de animales y  payasos, buscando así -dicen-,  “castigar” al sistema político y a sus diferentes actores, incluído el Instituto Nacional Electoral (INE).

Otros, en cambio, prefirieron dejar una huella indeleble en las elecciones y desoyendo a los críticos del voto nulo, fueron a la casilla y tachonearon la papeleta o escribieron frases elocuentes de rechazo a la “cargada electoral”, aun cuando esa expresión -que llegó a los casi dos millones de sufragios-, no se traduzca efectivamente en ningún tipo de rentabilidad política.

Se insistió, antes de las elecciones, que la postura de los “nulistas” tenía fundamento en el hecho de que “ninguno de los partidos nos representa”, “ni tenemos confianza en las instituciones como el INE”; por lo tanto, se argumentaba, en vez de abstenernos, votamos nulo, para no legitimar “a nuestros propios verdugos”, como lo fueron los legisladores  del PRI, PAN y PRD, a la hora de aprobar las reformas  estructurales de Peña Nieto.

También este tema, el de los votos nulos, va a requerir un análisis más profundo, para que no quede en simple descalificación de los que pregonaron  el llamado “voto informado”, o el “voto útil” -como en el  tiempo de Fox- o de plano el “voto por el menos peor”.

En algunos estados de la república, acapararon la atención los llamados “candidatos independientes”, nueva modalidad  de acceso al poder, que ya despertó el apetito de muchos y muchas para próximos comicios, pero que  pronto va a decepcionar a millones cuando nos demos cuenta que las redes del poder siempre terminan atrapando, para su beneficio, a los más intrépidos competidores, por muy “broncos” que parezcan.

Porque el  asunto es: cómo controlamos a nuestros gobernates o legisladores, después de las elecciones, de modo que los vigilemos, que los fiscalicemos y que los obliguemos a rendir cuentas, con la advertencia  de que si no nos sirven o se corrompen, entonces ¡cobran y se van¡

De acuerdo a las cifras proporcionadas por el consjero presidente del INE, Lorenzo Córdoba, la noche del domingo 14 de junio, el PRI obtuvo el mayor número de votos en la elección de diputados federales, con el 29.18%; segundo lugar el PAN, con el 21.01%; en tercer lugar el PRD con 10.87% y en cuarta posición MORENA, con el 8.39%

El Partido Verde  quedó en quinto lugar con 6.91% y Movimiento Ciudadano en sexto  con el 6.09% de la votación total. Los votos nulos sumaron el 4.76%. PT y Partido Humanista pierden su registro al no alcanzar el 3% de la votación a nivel nacional.

De lo ocurrido en los municipios del Distrito 09 con cabecera en Coatepec, ya mejor ni acordarse pues la señora Noemí Guzmán y el PRI-Gobierno nos volvieron a salir con su domingo 7, acostumbrados a las trampas, el accarreo, la compra-venta de votos, el manejo de imagen en medios de comunicación de bajo perfil y escasa circulación, apoyada por alcaldes y dirigentes municipales del PRI que no tienen verguenza de las pillerías y el mal ejemplo que dan a las nuevas generaciones.

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