ASERRADEROS

TOMADO DEL LIBRO “MS RECUERDOS”, ESCRITO POR EL PROFR. RAFAEL MARTÍNEZ MORALES DE IXHUACÁN DE LOS REYES. SE REPRODUCE A CONTINIUACIÓN LA PÁG. 119.

En todo tiempo el hombre se ha servido de lo que le brinda la Naturaleza:

Entre otras muchas cosas que ha utilizado se encuentran los árboles, cuya madera ha sido indispensable para la construcción de viviendas y para confeccionar muebles. Actualmente los metales y el plástico han substituido en gran parte a la madera; a pesar de ello, se talan árboles de manera criminal, convirtiendo en páramos hermosas zonas verdes, sin pensar en las graves consecuencias. Sin temor a equivocarme, los desmontes son ya una de las causas del sobrecalentamiento de nuestro planeta, cuyos efectos aniquiladores nos amenazan.

A mi entender, son los modernos aserraderos y las sierras motorizadas portátiles, instrumentos que siegan tantas vidas como las que eliminan las más sofisticadas armas.

Tratando de describir los antiguos y rústicos aserraderos de mi pueblo, he de decir que no significan mucho, comparados con los aserraderos modernos, ya que sólo estaban formados por cuatro estacas, terminadas en la parte superior en dos ramales cortos, formando lo que comúnmente llamamos horquetas; sobre dichas horquetas se colocaban dos travesaños, y sobre ellos era subido el trozo del árbol que con una sierra larga era convertido en tablas, cintas o polines.

Esa pesada faena rea realizada por dos trabajadores; uno de ellos, haciendo gala de equilibrio, manejaba la sierra desde arriba parado sobre el madero; el otro, lo hacía desde abajo, quien además, tenía que cuidar sus ojos para evitar la entrada en ellos de las diminutas astillas.

Cuando pasaba yo con mi padre o con mi abuelo cerca de esos aserraderos, me adelantaba corriendo para poder jugar con el aserrín siquiera por breves instantes; formaba con el montículos, y de éstos lo arrojaba hacia arriba, y aunque llevara mi sombrerillo puesto, me cubría la cabeza con mis siempre inquietas y traviesas manos.