1 de junio de 2015

HABLEMOS SÓLO DE BÉISBOL

Arturo Díaz

En mi vida no puedo dejar de ignorar a peloteros que conozco, y de sus cualidades y facultades para jugar béisbol, en ésta ocasión, les platicaré a grandes rasgos la trayectoria de un amigo de infancia, ya que somos hijos de obreros textiles  y, criados en un mismo pueblo, como Las Puentes; me refiero a Rogelio Peredo Pozos “El Cócoro”. Muy chamaco empezó a jugar pelota en el pueblo, intercambiando partidos los sábados contra amigos y compañeros de San Marcos, después ya en la escuela primaria, en campeonatos inter escolares, ya con pelota de media liga, los equipos participantes como la Escuela Dr. Eduardo R. Coronel de San Marcos, Xico, Teocelo, la Juárez y la Enríquez de Coatepec, en fin, era un ambiente muy sano, personas adultas quienes nos ayudaron; era El Negro Lupe, Toño Morales y, Guillermo Hernández.

El Cócoro se distinguió por su versatilidad, su viveza, corría muy bien las bases y, era un bateador chocador de bola, además, era un Fielder de oído, salía el batazo y él salía corriendo tras la pelota. Joven jugó algunas veces, hasta se subía a la loma de pitcheo cuando hacía falta, eso lo llevó a participar con muchos equipos, principalmente con el “Puentes” A.C.J.M., Abastecedora del Hogar y muchos más, no acabaría para enumerarlos; no llegó a ser profesional  porque muy jovencito entró a trabajar a la fábrica de hilados y tejidos “La Purísima”, eran muchos hermanos, por consiguiente, lo que su señor padre ganaba pues no alcanzaba para todas las necesidades de un hogar, además, si él pedía permiso para irse a jugar béisbol perdía los derechos del escalafón, ya que así lo manejaba el sindicato. Mucha gente me pregunta por él ya que lo conocieron jugando un buen nivel de béisbol.
Él está en cama padeciendo una enfermedad hereditaria, no puede salir a la calle, pero por su mismo carácter criado en el deporte del béisbol, lo hace que tenga mucho dinamismo, siempre platica con sus relajos, con su lenguaje como buen veracruzano folklórico, en una palabra está bien, recordemos que él jugando béisbol se lastimó sus piernas dos veces, porque él jugaba fuerte siempre con la idea de ganar un partido; dirigió varios equipos por su experiencia que adquirió jugando  en todas las ligas de la región, desde infantiles e Xalapa con Don Joaquín Burillo, Capi Valerio, el Sr. Malpica, y su manager fue Don Chemo Rodríguez.

Es una gran historia para el Cócoro, tocó corneta en la banda de guerra de Las Puentes, se preocupó mucho por el agua potable, hasta la fecha en cama, pero, preocupado por los problemas de nuestro pueblo que, él quisiera ayudar a resolverlos.

No nos queda más que decirle que tenga fortaleza y que Dios lo cuide.

Hasta la próxima seguiremos hablando sólo de béisbol.

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