8 de julio de 2013

O CUMPLEN O LOS BOTAMOS

En tres semanas habrá nuevas autoridades municipales y diputados del Congreso del Estado, pero sería un error poner todos los huevos de la canasta en la elección de alcaldes, síndicos, regidores y legisladores, esperando que ellos solitos cambien, que no roben y que no se vuelvan soberbios y mentirosos.

Tienen razón aquellas ciudadanas y ciudadanos que dicen que no hay que hacerles el juego, pues  verdes, naranjas, rojos, azules y amarillos están cortados por la misma tijera y nada más se cambian la camiseta para volvernos a engañar con discursos, propaganda y regalos, que salen de nuestras propias contribuciones.

Otros afirman que dejar de votar es ayudar a aquellos candidatos que con mucho dinero –de extraña procedencia- cuentan con el voto duro de personas muy pobres de apartadas rancherías y congregaciones, como  lo demuestran las estadísticas en la región, el distrito y el estado todo. El PRI no se va a salir de Veracruz, hay que echarlo, dicen estas otras expresiones ciudadanas.

 También hay otro sector de la población que dice que debemos “votar por el menos peor”, como si los candidatos  fueran jitomates, al ver que las y los aspirantes no convencen a nadie o se les conoce muy bien por  sus malas acciones y mañas.

Nos guste o no, mientras no haya otro sistema de representación,  el 7 de julio habrá nuevas autoridades y con ellas habrá que lidiar en los próximos años; más vale entonces elevar la apuesta por una ciudadanía más despierta, crítica, propositiva y corresponsable, que ejerza  un marcaje personal sobre alcaldes, síndicos, regidores y diputados, para que rindan cuentas y obedezcan al Pueblo.

Ese no es un proceso fácil ni rápido, pero es el único antídoto para combatir la corrupción, la ineficiencia y la impunidad entre los servidores públicos más cercanos a la gente: los presidentes municipales y demás ediles del ayuntamiento, que a partir del 1 de enero de 2014  querrán ganar muy buenos salarios, pues está visto que la mayoría va por el billete, si los dejamos que hagan lo que quieran.

Si queremos cambiar a México desde abajo, hay que empezar por  poner nuestras propias reglas y no dejar que los próximos ayuntamientos se conviertan en agencia de colocaciones de  los familiares del alcalde; no permitir que ganen más de 25 mil pesos mensuales; evaluar su desempeño en la sesión pública del Informe de Gobierno; obligarlos a colocar en sus portales de internet o en los tableros de avisos, un informe pormenorizado de los gastos mensuales, empezando por eliminar compensaciones, viáticos y gastos de representación; exigirles que las sesiones de cabildo sean públicas, jamás secretas, y que eviten tomar decisiones unilaterales, obligándoles a realizar consultas públicas para gobernarnos por consenso, entre otras ideas.

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