CARTA
GANADORA 3ER. LUGAR DEL CONCURSO
Anónimo
Llegaste a mi vida cuando menos me lo esperaba, siempre dije que mi edad ideal para convertirme en madre sería a los 30, cuando tuviera un trabajo estable, un patrimonio seguro y fuera más madura y preparada para ofrécete un futuro excelente y darte lo mejor y que nada te faltara, que crecieras en una familia tal como yo lo hice. Pero el destino es tan incierto que te me adelantaste unos añitos, pero sabes, lo que vivo ahora y la alegría que me das no la cambio por nada, jamás imaginé que ser mamá no se comparara con nada en el mundo.
Cuando supe de tu llegada yo tenía 25 años y tenía muchos planes, viajar, comprar, divertirme, pero ¡oh sorpresa!, esas tardes de mucho sueño, esas nauseas mañaneras y ese desgane tuvieron su razón de ser. El día que fui a la farmacia y compré esa prueba que confirmó tu llegada, ese día me sentí muy contenta, la sensación es indescriptible y cuando la recuerdo, la vuelvo a vivir y me dibuja esa sonrisa en mi rostro.
Sin embargo, al mismo tiempo no comprendía el vuelco que significarías en mi vida, no sabía cómo decirle a tus abuelos que estaba embarazada, pero el sólo pensarte me dio ese valor y aunque en un principio se desconcertaron, terminaron aceptándolo y contagiándose con mi alegría, y aunque yo ya tenía mi carrera y era “independiente” no tenía nada seguro que ofrecerte. Tu padre al saber de tu llegada, el miedo le invadió y aunque en un principio se dejó llevar por la emoción, al final le duro muy poco, le invadió el miedo y le pesó la responsabilidad, y prefirió evadir su paternidad y la relación entre nosotros terminó, y aunque en un principio fue muy doloroso el verme sin él, y enfrentarme a una sociedad juzgante y con tontos prejuicios, que hablaban a mis espaldas y me señalaban por ser madre soltera, no me importó, me aferré a ti y caminé siempre con la frente en alto, pues me sentía orgullosa de tenerte y sentirte dentro de mí. Los 9 meses de embarazo fueron maravillosos, emocionantes, impresionantes, con decirte que todos los días descubría algo nuevo y quería gritarlo a los cuatro vientos. El día que naciste fue de angustia pues aunque llevé mi control y cuidados perinatales hubo una complicación que me llenó de miedo, pero el saber que tú luchabas por venir a este mundo me dieron las fuerzas para ayudarte a nacer. Debo confesarte que el momento en que te vi entrar en los brazos de la enfermera que te condujo hacía mí, con ese gorrito de florecitas que tu abuela te tejió con tanto amor y que te hacía lucir la bebé más hermosa del mundo, lo revivo en mi mente a diario y cuando me siento derrotada y recordarte así, me das las fuerzas necesarias para salir adelante y seguir luchando.
Y aunque después de tu nacimiento vino nuestra primera prueba al enfrentarnos a un difícil panorama al descubrir el problema postural que traías en tu pie y el imaginarme lo que sería y a lo que nos enfrentaríamos, sentí ese hueco en el estómago, ese dolor en el pecho y esa angustia en el alma, de verte sufrir y no ser yo quien lo padeciera, quise tener en mis manos esa varita mágica y evitarte ese sufrimiento, pero gracias a mis papás, hermanos, abuelas, tíos y primos que nunca nos dejaron solas y esos ángeles que se cruzaron en nuestro camino tuvimos la ayuda que necesitamos y hoy te puedo decir que tenemos la prueba casi superada y que todas las peripecias que hemos vivido al final están teniendo su recompensa.
Le agradezco tanto a la vida, a Dios y al destino que estés conmigo. Por ti dejé fiestas, paseos, compras, cafés, horas y horas de chisme, y como me dicen mis amigas, “eres mala amiga”, y sí tal vez si lo soy, pero es que estoy muy ocupada tratando de ser una buena madre, y aunque estamos luchando y haciendo algunos sacrificios por salir adelante, gracias a Dios y a nuestra familia lo vamos logrando.
Como mensaje les diría que un hijo no viene en el momento equivocado, ni por error, ni por equivocación, un hijo nos llega cuando Dios nos premia y nos ilumina prestándonos a los mejores ángeles que tiene con él, ámenlos, cuídenlos y disfrútenlos, como yo lo hago con mi princesa. Y recuerden, ejerce tu sexualidad con responsabilidad, hoy por hoy tenemos muchos métodos que evitan el procrear un bebé, no hay embarazo por ignorancia si no por irresponsabilidad.
Lo que vivo ahora no lo cambiaría por nada, eres mi luz y mi motor, aunque tal vez mi error es no haberte dado la familia que te mereces y eso amor no me lo perdono, sufro por ti, porque estás creciendo sin la figura paterna, pero eso sí con mucho amor y con mucho cariño y tú lo sabes, te amo, te aman tus abuelos, tus tíos y toda tu familia.
1 comentario:
Estimada mamá anónima: Debo decir que tú carta me parece maravillosa por todo el valor, amor que encierra. Seguramente eres una de las tantas mamás que compartimos ésta realidad y que muy escasos espacios tenemos para expresar la emoción que el nacimiento de nuestros hijos despertaron en nosotros pero que además la voluntad que una madre puede demostrar aún en las peores circunstancias. La felicito y en usted a muchas mamás que comparten esta situación de mamás solteras.
Publicar un comentario