18 de junio de 2013

CONCURSO: “MADRES JÓVENES COMPARTIENDO SU EXPERIENCIA DE MATERNIDAD”

Maribel Mestizo Anell. Teocelo, Veracruz. [Carta ganadora 2do. lugar]


Me embaracé cuando tenía 17 años, estaba en 5° semestre de prepa. Soy hija única de madre soltera, mi mamá hacía mucho esfuerzo para mandarme a la escuela y darme lo básico, yo por mi parte trabajaba desde los trece años para ayudarla en lo que se pudiera, así que cuando se enteró que yo, su única hija estaba embarazada fue muy difícil para ella asimilarlo, de hecho nuestra relación no volvió a ser la misma, sin embargo me ha apoyado siempre y sé que ama a mi hijo.

Yo llevaba 3 años con mi novio pero no teníamos planes de casarnos, de hecho nunca habíamos hablado de eso, más bien nuestros planes eran seguir estudiando. Él quería estudiar medicina y yo derecho. Él estaba por terminar la prepa cuando me enteré que estaba embarazada, no podía creerlo, así que me hice tres pruebas de embarazo, una casera, una prueba de sangre y una de orina, en todas salía positivo. Entonces mi novio me dijo que él me apoyaría en la decisión que tomara, al final de cuentas era mi cuerpo, por lo tanto me sentí apoyada pero también tuve miedo, aunque por mi mente lo único que pasó fue no puedo matar a un ser vivo que dependía totalmente de mí, que necesita protección, así que decidimos tenerlo ya que sabía que si tomaba otra decisión jamás podría perdonármelo. Sin embargo, no tuve el valor de decirle en ese momento a mi mamá lo que pasaba, más bien no le conté de esto a nadie, ni a mis amigas. Guardamos el secreto sólo él y yo seis meses, hasta que  un día mi mamá como ya sospechaba le preguntó directamente a él si me había embarazado y le pidió que le dijera la verdad, él no tuvo otra opción más que decirle que sí, pero que se haría responsable de nosotros, así que me llevó a vivir a su casa. Cuando llegué a vivir ahí compartíamos la casa con sus hermanos, sus sobrinos, su mamá, el, yo y hasta el perro. Fue un periodo difícil ya que es cuando toda la familia y amigos se enteran y te critican. 

Yo estaba en una casa con personas no tan conocidas, sin saber qué me esperaba,  yo creo que fue eso precisamente, “la ignorancia” de todas las responsabilidades, lo que me ayudaron a estar tranquila, al menos por los tres meses que me restaban. En ese tiempo eran pocas las chicas que seguían estudiando o iban a la escuela embarazadas ya que por pena dejaban de ir, sin embargo y gracias al apoyo de mi mamá, de mi esposo y mi nueva familia política yo seguí asistiendo, así terminé el 6° semestre, tres meses embarazada y otros tres ya con bebé. Fue difícil física y emocionalmente ir embarazada a la escuela pues me daba mucho sueño, me cansaba mucho y aun así debía caminar, hacer la tarea y echarle más ganas que antes, aparte de lidiar con las miradas de algunos compañeros, la crítica de las maestras y los comentarios de las mamás de otras alumnas que decían que yo era un mal ejemplo para sus hijas y mala imagen para la escuela.

 Luego nació el bebé en Semana Santa afortunadamente para mí, pues así no perdí clases y pude cuidarme, cuidarlo y disfrutarlo. Su llegada me hizo muy feliz y me di cuenta que cualquier sacrificio por darle lo mejor valía la pena. Sí se me complicaron más las cosas ya que en lugar de quedarme al receso pedía permiso para salir a amamantar al bebé, no podía  asistir a todos los eventos pues ya tenía una nueva y gran responsabilidad, una parte de mi era adolescente y otra era mamá, pero aún y con todo eso terminé la prepa, luego estudié una carrera corta de secretariado y entré a trabajar, ahí se complicaron otro poco más las cosas  pues ya para ese tiempo no sólo era mamá, si no también era empleada, esposa y estudiante, pues mientras trabajaba decidí que los fines de semana entraría a la universidad. Aparte de mi trabajo de la semana, vendía colchas y zapatos por catálogo para pagar la colegiatura, los pasajes, los libros, etc. Para una mamá joven creo que es más difícil estudiar la universidad pues hay muchas tareas, si tienes beca debes mantener el promedio, y si tienes un hijo y un trabajo la carga es más pesada, pero no imposible.

Ahora después de 10 años por fin pude terminar la licenciatura pues tuve que darme de baja un tiempo ya que no me alcanzaba el dinero para estudiar, pero Gracias a Dios, a mi mamá y mi esposo lo logré.

En mi caso no cambiaría nada de mi vida, pues no me arrepiento de haber tenido a mi hijo, si acaso esperaría un poco más para así no tener que quitarle de mi tiempo. Ahora después de 10 años aún se me hace increíble pensar cómo alguien que no sabe nada más que lo esencial como respirar, comer y llorar me ha enseñado y me sigue enseñando tanto. Amo a mi hijo y ahora que soy madre entiendo eso que dicen “por un hijo se da hasta la vida”, sé que es cierto porque yo lo haría. También sé que por los hijos se hacen muchos sacrificios pero una sonrisa de ellos o un “te quiero” es suficiente para estar dispuesta a seguir echándole ganas y tratando día a día de ser mejores seres humanos para ellos.

Por último, sólo les diría a todas las niñas que ya tomaron la decisión de tener a su bebé que luchen por ustedes y por ese nuevo ser, que será muy difícil todo y que es una gran responsabilidad pero que no es imposible. Y a las que iniciaron su vida sexual que se cuiden, pues si bien es una bendición un hijo y no es imposible salir adelante, tampoco tienen porqué complicarse la vida desde tan temprano ya que un hijo realmente es para toda la vida y por eso merecen lo mejor de nosotros y que estemos lo mejor preparadas que podamos.

No hay comentarios: