3 de mayo de 2013

01 DE MAYO, DÍA DEL TRABAJO, ¿Y LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR?

Beatriz Mora


Hace unas semanas, causó controversia un escrito publicado en el periódico Basta por el conductor de Tv Azteca, Daniel Bisogno, el cual tituló “Malditas Domésticas”. En dicho artículo cuando hace referencia a este sector dice:  “…acaba por ser malagradecido, encajoso, abusivo y ratero… ¿por qué no se quejan de todas las veces que se les dan sus buenos centavos extras o cuando se les regala que la ropa, que el juguete para el niño que tienen fuera del matrimonio, … o de todo el robo hormiga que van haciendo día a día o cuando ya nomás les falta pasar con su carrito por tu despensa de todas las cosas que se llevan las malnacidas?... o cuando las malditas se quedan con los cambios de lo que se les encarga, eso sí se les olvida”. Este texto causó indignación entre diputadas y diputados federales y pidieron al conductor una disculpa pública, pues consideraron que discrimina y violenta a las trabajadoras del hogar y efectivamente así es, como también lo fue en su momento el comentario hecho por el entonces Presidente de México, Vicente Fox, al llamar a las mujeres “lavadoras de dos patas”. Desafortunadamente las expresiones anteriores sólo son un reflejo de lo que la mayoría de las personas piensan y por ende de la forma en que tratan a las trabajadoras del hogar. 

Por la construcción que la sociedad patriarcal ha hecho, los hombres son designados al ámbito público y las mujeres al espacio privado, es decir, al cuidado de la casa y de las hijas e hijos; encargadas siempre de cuidar y proteger. Lo anterior explica el por qué son las mujeres quienes se dedican al trabajo del hogar,  al cuidado de las niñas y niños ajenos y propios, al cuidado de las personas enfermas, a procurar el orden de la casa y la comodidad de quienes las emplean. Es decir, culturalmente los hombres son para sí mismos; las mujeres, para las y los demás. Debido a esta desigualdad, muchas mujeres viven explotación laboral,  acoso sexual, no tienen seguridad social, de salud ni económica y son discriminadas y humilladas. Las trabajadoras del hogar son vulnerables, pues la mayoría de ellas tienen poca formación o información, y en consecuencia se les violan sus derechos. Ante esto, se quedan calladas por temor a ser despedidas, generalmente sin ninguna liquidación. Además viven los abusos y maltrato en soledad pues muchas de ellas son migrantes que fueron a otro lugar a buscar con ese trabajo mejores condiciones de vida para ellas y su familia. Otro problema más que enfrentan son las dobles o triples jornadas de trabajo, pues además de las labores que hacen en el hogar ajeno, está el trabajo que llegan a realizar en su propia casa.

México viola todas las reglas de protección internacional para el trabajo doméstico. En la mayoría de los casos éste es un trabajo que no es considerado como tal, que no es valorado. La Red Internacional de Trabajadoras del Hogar expuso que en gran parte de América Latina, a diferencia de México, hay avances en materia de derechos. Uruguay contempla los mismos derechos laborales para las trabajadoras del hogar como cualquier otro empleo. En Ecuador se adoptaron medidas para mejorar los salarios a este sector; Argentina y, recientemente Brasil, ampliaron la cobertura de salud y de seguridad. En México, en cambio, el panorama es desolador. De los más de 2 millones 300 mil trabajadores del hogar, la mayoría mujeres, entre los 12 y 70 años, viven explotación laboral y discriminación. Para muchos y muchas, son las gatas, las chachas, las criadas, las sirvientas o las domésticas (las que pueden ser domesticadas y tratadas como cualquier cosa). No son consideradas como trabajadoras, con las implicaciones que ello tiene.

Los medios de comunicación también han fomentado esta idea de que las trabajadoras del hogar son inferiores, a través de los estereotipos misóginos en que son presentadas a través de las telenovelas, comerciales, series o los programas de comedia, donde entre otras cosas se les ridiculiza y humilla.
Ellas producen un servicio, y tienen obligaciones, pero no tienen derechos. No existen en México políticas públicas y leyes al respecto. Por ello la importancia de visibilizar el maltrato y la discriminación hacia este sector, para cambiar social, cultural y jurídicamente esta situación, pues sin el trabajo que estas mujeres realizan, el resto de las actividades simplemente no podrían realizarse.

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