Beatriz Mora
El virus del papiloma humano es una enfermedad venérea. Es la más frecuente de todas las infecciones de transmisión sexual y en nuestra zona hay una alta presencia. Afecta a hombres y a mujeres, pero en la mayoría de los hombres pasa inadvertido, no se manifiesta. En las mujeres suele ser más agresivo y notorio, y aunque en ocasiones no presenta síntomas, y las mujeres se enteran que están contagiadas por alteraciones que aparecen en el Papanicolaou o por lesiones que se detectan a través de la colposcopia durante su revisión ginecológica, también se puede manifestar por verrugas genitales.
Tener el Virus del Papiloma Humano es tener una infección incurable, sin embargo, se puede controlar. Para ello mucho tiene que ver el estado emocional y las altas defensasdel sistema inmunológico de las mujeres. Hay más de doscientas variedades del virus, algunas de ellas son prácticamente inofensivas para el cuerpo humano, sin embargo otras son de peligrosidad alta y pueden llegar a desarrollar cáncer cervicouterino.
Aunque esta enfermedad es difícil en sí misma por las complicaciones médicas para las mujeres, por la falta de información y conocimiento sobre el tema y por los tratamientos agresivos, hay un factor del que casi nunca se habla:El impacto emocional que el diagnóstico genera en las mujeres.
Al enterarse las mujeres que tienen este virus, inmediatamentelo asocian con muerte o con el cáncer cervicouterino, experimentando emociones de miedo, pánico, angustia, impotencia, confusión, estrés, preocupación, enojo y desconfianza hacia la pareja y en muchas ocasiones culpa. Situación que se agrava por la falta de recursos económicos necesarios para la atención.
La Dra.en antropóloga e investigadora en temas de equidad de género, y especialista en el Virus del Papiloma Humano, Estela Casados González, en una investigación de campo que realizó en la zona de San Andrés y Santiago Tuxtla, detectó que las parejas no reaccionan de forma favorable cuando descubren que poseen este virus, por ello se incrementan las posibilidades de divorcio y separación de las parejas, por lo que muchas mujeres viven esta enfermedad en soledad, mermando aún más su estado anímico.
La mayoría de las mujeres, son cuidadoras de las y los demás, pero no de ellas mismas. Se encargan de organizar y sostener la vida cotidiana en el espacio doméstico, la crianza y educación de las y los hijos, la elaboración de los alimentos, el mantenimiento de la higiene y la salud; descuidando su propia vida y salud.
Sin embargo, las mujeres pueden tener el control de la situación y mejorar su salud (incluso cuando ya se ha detectado que tienen el virus) modificando su estilo de vida y comprometiéndose para mejorar su propia calidad de vida: Acudiendo a la ginecóloga o ginecólogo oportunamente. Teniendo una alimentación saludable, sobre todo consumiendo gran cantidad de frutas, verduras y ensaladas. Tomando agua natural suficiente. Haciendo ejercicio. Evitando el alcohol y cigarro. Utilizando condón durante las relaciones sexuales. Llevando a sus hijas a que se les aplique la vacuna para prevenir el virus. Durmiendo 8 hora diarias y evitando situaciones de estrés. Aunque sabemos que las labores cotidianas, la condición de desigualdad de las mujeres y la consecuente violencia cotidiana, no hacen fácil estos cambios de hábito, debemos darnos esa oportunidad pues va de por medio nuestra vida, y si las mujeres no nos preocupamos por nuestra propia vida y salud, nadie más lo hará por nosotras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario