“Soy una mujer argentina viviendo con VIH desde hace 28. Empecé a tratar de resolver mi problema personal y en el camino me encontré con otras mujeres viviendo con VIH. En ese momento nos moríamos porque no teníamos medicación, no porque no tuviéramos poder adquisitivo, sino porque no había medicamentos; entonces decidimos juntarnos, porque el legado tenía que quedar para otras mujeres, alguien tenía que seguir con el trabajo y así decidimos en 1992 crear la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH (CIM-VIH). Estuve 6 años en la Secretaría para Americana Latina y el Caribe y hoy estoy llevando adelante la Presidencia de esta organización mundial, con trabajo en 120 países en los 5 continentes.
Cuando iniciamos con la red lo hicimos básicamente porque se hablaba de que las mujeres que teníamos SIDA en ese momento (no se hablaba de VIH) no podíamos tener hijos y eso movilizó mucho a las mujeres, porque éramos todas muy jóvenes y en edad de procrear. Esa fue una cuestión sumamente importante que nos motivó y que hizo que defendiéramos nuestros derechos y pusiéramos en la agenda el tema de qué pasaba con nuestros bebés.
Un logro importante de nuestra organización fue que desde hace 10 años se están haciendo investigaciones en mujeres, porque antes los estudios siempre se hacían en hombres y nuestro argumento era que hombres y mujeres somos distintos.
Cuando una mujer pasa por nuestra organización, en cualquiera de sus lugares, lo que hace es empezar a modificar toda su manera de llevar a cabo las cosas, porque lo que hacemos es trabajar con la autoestima de las mujeres. Las mujeres viviendo con VIH tienen que saber que pueden, que tienen una energía adentro, que lo único que hace falta es darse cuenta que está ahí. Cualquiera capacitándose y llevando adelante toda esa energía y esas ganas de cambiar las cosas pueden hacerlo, eso hace que la autoestima de las mujeres viviendo con VIH sea distinta. Una mujer con VIH negocia toda su vida, negocia con el médico, por el tratamiento; con su pareja negocia el uso del condón; con el hospital, con la sociedad, con los presientes. Es un negocio permanente, eso hace que la mujer se fortalezca.
Trabajamos también con el tema de las niñas, adolescentes y jóvenes. Uno de nuestros retos es preparar nuevas lideresas jóvenes. En la apertura de la Conferencia Mundial de SIDA, hubo una adolescente que forma parte de nuestra organización y dio un discurso con mucha energía, fuerza y claridad. Otro desafío es exigir que los líderes políticos tomen nuevamente la bandera del VIH-SIDA, porque el tema todavía está ante nosotros y estamos pensando en SIDA CERO de aquí a tres años, pero necesitamos saber cómo vamos a llegar a ese momento, pues hay gente que no toma medicamentos hoy, que le faltan los tratamientos, tenemos mucho trabajo por hacer.
Las mujeres tienen que pensar que recibir un resultado de VIH ó SIDA positivo es difícil, pero sí se puede; es difícil llevar el tratamiento y toda la pelea que hay que dar, pero sí se puede. Las cosas sí son duras pero siempre tenemos alguien en quien apoyarnos. Mientras una pueda respirar la esperanza tiene que estar ahí…”.
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