El 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres se celebra desde hace más de un siglo. Este día, se conmemoran los esfuerzos que mujeres y hombres han realizado por alcanzar la igualdad de oportunidades y derechos, y la no discriminación a las mujeres, por la condición de género, es decir, por el simple hecho de ser mujeres.
El día Internacional de la Mujer fue propuesto por la alemana Clara Zetkin en 1910, quien fue integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección, durante el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca.
La razón para elegir el 8 de Marzo como el Día Internacional de la Mujer, es en relación a un suceso ocurrieron por esa fecha; donde un grupo de costureras de Nueva York, que en el año de 1857 decidieron tenazmente “tomar” la fábrica textil en donde laboraban, para exigir un trato digno en su trabajo, fueron reprimidas y asesinadas, pues los dueños, en lugar de negociar, incendiaron la fábrica, hecho que provocó la muerte de 146 costureras y muchas más resultaran heridas.
Este día representa los movimiento y luchas que las mujeres históricamente han tenido que pasar, con el fin de ser tomadas en cuenta y respetadas, de modo que la fecha tiene una connotación socio política. Sin embargo, vemos cómo algunos medios de comunicación comerciales, utilizan este día para reproducir los roles sexistas que precisamente esta fecha intenta eliminar, por ejemplo, se les dan consejos de belleza a las mujeres para gustarle al esposo, o bien, consejos de cocina para cocinarle rico al marido. Para estos medios, ser mujer implica ser bonitas y buenas cocineras para conservar a la pareja. Este sólo es un ejemplo de cómo se ha malentendido y tergiversado el significado de la fecha.
Afortunadamente, ha habido avances importantes y grandes logros para el avance y empoderamiento de las mujeres, el derecho a votar y ser electas, los métodos anticonceptivos, la existencia de un marco jurídico que, al menos en teoría, promueve y garantiza la igualdad; avances en la participación política, en el ámbito público, trabajar en actividades que antes se consideraban exclusivamente masculinas, el poder interrumpir su embarazo sin ir a la cárcel o casarse con personas del mismo sexo en el Distrito Federal, son avances.
Sin embargo, aunque en la actualidad algunas mujeres ya gozan de mayores derechos, todos los días, miles de mujeres, en nuestro país, en nuestro estado y en nuestra región son violentadas física, sicológica, sexual, patrimonial, económica y obstétricamente. Otras más son “desaparecidas” para la explotación sexual o son asesinadas por el simple hecho de ser mujeres (feminicidios). Otras tienen que migrar, prostituirse o delinquir por la falta de estudios y oportunidades de trabajo; otras más no tienen acceso a la educación, a los servicios básicos ni a la salud y como consecuencia mueren de cáncer de mama o cervicouterino por no haber tenido una revisión oportuna. Otras más se enfrentan a la enfermedad de manera emocional y física del virus del papiloma humano y del VIH, porque su pareja no acepta usar condón; otras más tienen dobles o triples jornadas de trabajo porque el padre de sus hijas e hijos simplemente se desentendió; otras más se han sumergido en el alcoholismo, la drogadicción o en el suicidio como una consecuencia de la depresión; otras más son vendidas por sus propios padres y otras más tienen mayores factores de vulnerabilidad, como el ser indígenas o pobres. Hay muchas otras que no terminaríamos de mencionar.
Todo lo anterior, debido a la cultura machista, sexista y misógina de nuestro país, debido primordialmente a que es normalizada, reproducida y perpetuada por los medios de comunicación, la escuela, la familia, la sociedad, el estado y la iglesia.
En conclusión, a pesar de los avances, todavía falta mucho por hacer, de modo que el 08 de Marzo, día internacional de las mujeres, no es una fecha de celebración sino de conmemoración y para visibilizar la situación de violencia y discriminación que viven miles de mujeres todos los días sin importar su raza, religión, condición económica o intelectual, sino el sólo hecho de ser mujer.
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