Beatriz Mora
Hace tan sólo unos días, recibimos la noticia de que Josefina Vásquez Mota era la candidata a la Presidencia de la República por el Partido Acción Nacional. El hecho de que Josefina haya logrado ser candidata del partido más conservador de nuestro país, es producto de más de 50 años de movimiento feminista por el respeto a los derechos políticos de las mujeres, movimiento del que ella no ha sido parte.
Mañosamente, Josefina Vázquez Mota usa su “ser mujer” y dice garantizar con ello que de llegar a la Presidencia de la República será distinta. Sin embargo, el ser mujer, no la hace ni más buena, ni más inteligente, ni nada mejor en relación a los hombres como ella lo maneja y lo proyecta. Este discurso sólo refuerza la lucha entre los sexos. Tampoco el ser mujer hace por naturaleza que las mujeres lleven las riendas de la casa y administren el gasto, como lo ha dicho tantas veces en sus discursos.
Lo que sí se puede vislumbrar, es que en caso de ganar, no habrá cambio sustancial en la política que durante 12 años lleva el PAN y ha hecho de México el país que hoy tenemos…Ha sido la propia Josefina quien ha declarado que de llegar a la presidencia seguirá con la política de Calderón de la lucha contra el narcotráfico. El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) ha documentado que 460 mujeres aproximadamente fueron asesinadas en 16 estados del país, durante el primer semestre de 2009, como consecuencia de la estrategia anticrimen. También asegura que desde 2007, cuando Calderón declaró la guerra a la delincuencia, la violencia contra las mujeres se recrudeció.
Antes de Josefina como candidata a la Presidencia de la República, cuatro mujeres han estado en su mismo lugar. Doña Rosario Ibarra de Piedra (1982 y 1988), Marcela Lombardo Otero (1994); Cecilia Soto (2000) y Patricia Mercado (2006). Esta última, constructora del movimiento feminista. Josefina Vázquez Mota, alejada de esta construcción y beneficiaria de ella, hoy aluce al género en un desconocimiento que la lleva una y otra vez a contradecirse.
No hay que olvidar además, que Josefina Vázquez Mota, tiene tras de sí una trayectoria política de “ultraconservadurismo” y negación de los Derechos Humanos de las mexicanas. Vázquez Mota nunca ha demostrado en los hechos compromiso alguno a favor de las mujeres. Por ejemplo, al ser Secretaria de Desarrollo Social, con el programa Oportunidades, se genera en las mujeres sobrecargas de trabajo por tener que viajar para recibir los apoyos económicos, asistir a las juntas y realizar faenas, como el barrer las calles, reforzando su rol social de únicas responsables del cuidado del hogar y de las y los hijos. Lo anterior, impide además el empoderamiento de las mujeres y evita la deconstrucción de prácticas patriarcales, sexistas y misóginas.
También fue Secretaria de Educación Pública. Desde ahí censuró el libro de texto para secundaria y bachillerato “Tu futuro en libertad”, editado por el Gobierno del Distrito Federal y el cual incluía temas como: enfoque de género, laicidad, derechos humanos, salud reproductiva y prevención del VIH-Sida. Sin embargo, las y los activistas que promovían este libro, acusaron que, en contraste, la SEP permitió la difusión de textos católicos en planteles privados desde el nivel preprimaria hasta el bachillerato.
Es decir, la historia también nos ha demostrado que una mujer funcionaria no necesariamente está a favor de los derechos de las mujeres o de políticas públicas para la equidad de los géneros. El cuerpo femenino no es garantía de conciencia de género. Además, impulsar la idea de que las mujeres debemos votar o apoyar a otras mujeres por el simple hecho de serlo se llama mujerismo, lo cual nada tiene que ver con el feminismo. Utilizar de manera proselitista el hecho de ser mujer como sinónimo de cambio político, es una deformación perversa.
Celebramos el hecho de que las mujeres accedan a puestos de poder, tomen decisiones en la vida pública, puedan elegir y ser electas, lo anterior gracias a la lucha feminista, pero el ser beneficiaria de esta lucha no las hace representante de las mujeres, por lo menos no en el caso de Josefina Vázquez Mota.
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