Beatriz Mora
La Iglesia es una de las instituciones con más poder en el mundo, transmite conocimientos, educa y toma postura respecto a diferentes situaciones. La iglesia ha sido una de las instituciones que ha transmitido la visión patriarcal y machista como algo normal y correcto, y en consecuencia ha posicionado a las mujeres, en condiciones de sumisión.
En la Biblia, sólo una vez es mencionada Lilith. Lo poco que se sabes de ella, es gracias a las diferentes interpretaciones que a lo largo de los años ha habido. Aunque diferentes, todas coinciden en que representaba a una mujer libre, autónoma y que invitaba a la rebelión.
Según la tradición hebrea, Dios, antes de crear a Eva de una costilla de Adán, creó a otra mujer, Lilith. El problema comenzó cuando Adán quiso tener relaciones sexuales con ella y ésta se negó rotundamente. Cuando Adán quiso forzarla, ella invocó el nombre de Dios (situación que implica un gran poder) y desapareció.
Según el mito, Lilith se negaba a obedecer a Adán pues argumentaba que si habían sido creados el mismo día y de la misma manera, tenían entonces los mismos derechos. Por lo anterior, de acuerdo a una de las tantas interpretaciones que existen; un día, cansada de las órdenes y quejas de Adán y de las presiones de Dios, decidió que el Paraíso no tenía nada de maravilloso y se fue. Así de simple, sin sentir remordimiento ni culpa. El pecado todavía no existía. Cuentan que le dejó todo a Adán, no se llevó ni una hoja. Su desnudez la hacía sentir hermosa y fuerte.
Ante este abandono, El Creador conmovido por la tristeza de Adán, decidió crear a Eva a partir de su costilla, dándole así una compañera menos independiente. Se dice que de esa manera la mujer aceptó la predominancia de los hombres.
Desde hace años, el feminismo nos ha mostrado que las mujeres no sólo tenemos que ser madres o esposas, ni dedicarnos únicamente al cuidado de las y los hijos y del hogar. Ha visibilizado a mujeres que históricamente han transgredido las reglas de su tiempo. Lilith es una de ellas.
La mitología de Lilith es fascinante. Según ésta, Lilith tiene apetitos sexuales, es una mujer que libremente elige a sus compañeros sexuales y disfruta placenteramente sin animo de procrear (situación de transgresión). A ella nadie la posee. Lilith no es tierna, no es dependiente, no es sumisa ni obediente. En su origen, por lo tanto, Lilith es “un espíritu alado, libre”.
Gracias a sus alas Lilith jamás puede ser atrapada, personifica así ese aspecto de lo Femenino que no puede ser sometido por nada ni por nadie, porque es libre, y esto es algo que queda reflejado en todos los mitos en los que aparece. Lilith se revela contra la imposición patriarcal, -no contra el hombre-, porque ella sabe que la evolución sólo es posible gracias al juego equilibrado de ambas polaridades, femenina y masculina. Y mientras Lilith no sea aceptada como la otra mitad que hace posible el acceso al todo, seguirá en el exilio.
Lilith es lo que jamás podrá ser dominado, ni eliminado, ni manipulado, siempre elige aquello que esta en armonía con su naturaleza, no permite que los demás elijan por ella, no hace concesiones. Nadie la expulso del Paraíso, y nadie le negó tampoco la entrada, por tanto Lilith sigue siendo libre de volver y puede, por la misma razón, indicarnos el camino... el otro camino, el camino de la igualdad.
Así pues, la Iglesia invisibilizó la historia de Lilith, lo cual es entendible (más no justificable). Pues según el mito y las interpretaciones, Lilith transgredió y se reveló contra las imposiciones, y esa es una situación incomoda, que a la Iglesia NO le conviene transmitir…
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