LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS EN LA SALUD
Por: Verónica Carrillo Curi
Los hábitos se definen como algo que se hace regularmente sin percatarse de ello. ¿Cuántas veces dejamos de comer alimentos sabrosos y nutritivos porque no tenemos el hábito de consumirlos? ¿Cuántas veces comemos otros alimentos en la rutina diaria, sólo porque tenemos la costumbre de ingerirlos?
Los hábitos alimentarios de las personas se van formando asociados a múltiples factores: la disponibilidad y el acceso a los alimentos, el medio ecológico donde vivimos, el marco social, comunitario y familiar, el estatus económico, las tradiciones y costumbres, el desarrollo cultural y nivel educacional, las creencias religiosas, el estilo de vida…
Son el resultado de comportamientos racionales e irracionales, los cuales van creando acciones y experiencias buenas y malas que originan los patrones de conducta alimentaria. Nos podemos guiar primero por sensaciones gustativas antes de adquirir los conocimientos que nos permitan distinguir la calidad nutritiva que beneficie la salud.
Existen muchos mitos y creencias ligados a los hábitos alimentarios; pero la mayoría pueden ser modificados y mejorar así los conocimientos de nutrición con cultura alimentaria.
Los hábitos alimentarios van cambiando y se van imponiendo otros, con el progreso de las sociedades. Hoy la influencia y diversidad productiva de la industria agroalimentaria, apoyada con los avances en la mercantilización, la transportación, las comunicaciones y los medios masivos de comunicación, han impuesto nuevos hábitos alimentarios.
¿Qué necesita saber la mayoría de las personas para practicar una dieta sana que coincida con las recomendaciones de científicos y expertos en salud?:
+ Consumir diversidad de alimentos en las cantidades y proporciones necesarias, pues cada uno de ellos hace un aporte particular de nutrientes.
+ La energía que se consume puede corresponder del 60 al 75% de carbohidratos totales, azúcares libres añadidos del 10 al 15%, proteínas del 10 al 15%, grasas del 15 al 30%. De las grasas, menos del 10% de las calorías totales consumidas deben corresponder a grasas saturadas, del 6 al 10% a poliinsaturadas y sólo el 1% a grasas trans. El colesterol no debe sobrepasar los 300 mg/día.
+ Aumentar el consumo de hortalizas y frutas a más de 400 g/día, así como el consumo de alimentos ricos en fibra dietética.
+ Consumir preferentemente cereales integrales.
+ Aumentar el consumo de proteínas de origen vegetal como los frijoles y otras leguminosas.
+ Aumentar el consumo de raíces y tubérculos como las papas, yuca y camote.
+ Reducir el consumo de azúcares simples hasta alrededor del 15% del total de energía ingerida y alrededor de cinco cucharaditas rasas de azúcar o sacarosa añadidos diariamente a las bebidas y comidas
+ Reducir el consumo diario de sal a 2 a 3 g. aproximadamente.
+ Dividir las calorías diarias de las comidas durante el día: del 25% en el desayuno, del 30 al 40% en el tentempié, del 20 al 30% en la comida y del 10 al 15% en la merienda.
+ Moderar el consumo de alcohol.
+ Mantener la higiene y buenas prácticas culinarias en la preparación y conservación de los alimentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario