El Lavadero de San Lázaro
Raymundo Cadillo Mandujano (Coatepec)
En lugar de ponerse a resolver tareas como la inseguridad, la falta empleo y otros problemas que aquejan a la sociedad mexicana, los llamados representantes del pueblo convirtieron hace unas semanas el Palacio Legislativo de San Lázaro en un vulgar lavadero, en donde personajes tan populares entre los levantadedos, como la “jefa” Beatriz Paredes Rangel (PRI) y Cesar Nava Vázquez (PAN), ambos líderes de sus partidos, fueron el blanco de acusaciones, descalificaciones en insultos normales en otros lados pero no en bocas de los “defensores del pueblo”: los legisladores que están cobrando sueldos de lujo, que han aprendido a vivir cómodamente con dinero que sale de los bolsillos de un pueblo debatido en una crisis interminable. ¡Puto! ¡te faltan guevos! ¡borracho! ¡ladrón! (sic) Son solo algunos ejemplos del lenguaje que usan estos personajes cuando se trata de salvaguardar y de ocultar acuerdos vergonzosos firmados por los líderes del PRIAN para evitar a toda costa alianzas electorales con los partidos de izquierda, pero a cambio eso sí, de avalar más impuestos contra la ciudadanía: el IVA y el impuesto sobre la renta (ISR). Está muy claro que estos personajes que se autonombran “representantes del pueblo” no son otra cosa que vividores que han llegado a ocupar esos puestos solo para engordar sus billeteras, escalar puestos políticos y hacerse de influencias para convertirse en seres intocables que hagan lo que hagan, vivirán siempre protegidos por toda una maquinaria protectora que los hará inmunes ante cualquier intento de justicia. Ejemplos sobran. Hasta hoy, después de casi cuatro años del gobierno de Calderón se atrevieron a gritar y a reconocer que el presidente de unos cuantos es espurio; hasta hoy en un afán de venganza, reconocen que Calderón no llegó a la presidencia a través de un proceso electoral limpio. Hoy las cápsulas del PRIAN muestran como siempre su verdadera vocación, de no ser otra cosa que grupos de poder que acuerdan en lo oscurito cómo repartirse las rebanadas del pastel. Ese viernes doce de este mes de marzo, después de aquel desgreñadero de cantina, la líder de todos los priitas, Beatriz Paredes, dice dar por terminado el tema, burlándose así de quienes representa, y de quienes le damos de comer. Ojalá sean proféticas las palabras de Evo Morales Ayma, actual presidente de Bolivia cuando dice que México pronto se liberará. Ojalá que pronto, con leyes en la mano podamos echar “a patadas” a todos aquellos políticos que en poco tiempo den muestras de ineptitud. Esos políticos que hoy se arrojan excremento son los mismos que en el pasado avalaron que los ex- presidentes después de hacerse ricos con el puesto, gozaran de una pensión vitalicia (hasta que Dios los recoja); que se permitiera el gobierno federal “partidas secretas”; fuero político (impunidad legal); que se vendieran al capital privado Ferrocarriles Nacionales, Teléfonos de México, Banamex, todos ellos a precios de risa, y poco a poco, pedazo a pedazo lo poco que queda de Comisión Federal de Electricidad y PEMEX. Lo triste de todo y que muchos no vemos, es que allá muy arriba, los grandes se reparten la riqueza, mientras que aquí abajo solo nos tocan migajas que caen de su mesa, y todavía nos amenazan diciéndonos que viene lo mejor.
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