2 de marzo de 2010

Convenios con El Soberano sangraron ayuntamientos

Elfego Riveros

Una petición formulada a la Unidad de Acceso a la Información del Ayuntamiento de Ixhuacán de Los Reyes, permitió conocer el convenio celebrado entre Agustín Díaz Calderón, alcalde durante el periodo 2001 -2004 y el dueño del tiradero de basura de “El Atorón” – sobre la antigua carretera Coatepec-Xalapa-, Agustín Martínez Rivera (a) El Soberano, también concesionario de los Autotransportes Banderilla.
De acuerdo a ese convenio, durante el periodo enero – junio del 2004, la Tesorería Municipal de Ixhuacán de Los Reyes destinó $ 12,000 pesos mensuales al prestanombres de El Soberano Estanislao Perfecto Toro, quien en esos años fue representante legal de la Asociación Civil “La Escuela de Futbol Inter de Xalapa” figura jurídica bajo la cual se administraban los predios rústicos llamados “El Atorón” y “Plan de la Cruz” para depositar irregularmente toneladas de basura de media docena de municipios de la zona.
Agustín Martínez Rivera operaba políticamente desde su postura de concesionario de autobuses, facilitándole a los candidato priístas los carros que fueran necesarios para el acarreo de simpatizantes, para después cobrarse la factura exigiendo a cada alcalde altas cuotas por depositar la basura en “El Atorón”
Conocido como El Soberano, Martínez Rivera se hizo por lo mismo amigo de diputados y gobernadores priístas, pues siempre que se trataba de apoyarlos con unidades de traslado siempre las ponía a su disposición, pero siempre pensando en obtener una ganancia económica o apadrinamiento político. Así se volvió durante mucho tiempo uno de Los Intocables.
Con fecha 25 de enero de 2004, el alcalde Agustín Díaz Calderón, el síndico Fortunato Ruiz Blázquez y el regidor Claudio Riveros Elox votaron a favor de la firma del convenio. Se desconoce la razón por la cual, Agustín Martínez Rivera y su prestanombres carecían de facturas para comprobar los gastos de los ayuntamientos de la zona, por lo que “El Atorón” siempre operó de forma irregular, a los ojos del propio Gobierno del Estado, durante al menos 20 años.
Cuando algún alcalde, priísta o de oposición, quería exigir al Soberano una factura o un monto inferior, éste los amenazaba con no dejarlo tirar la basura de su municipio, pues –decía- sino te parece, tírala en otra parte.

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