2 de septiembre de 2009

Charlas con Kabbik ¿Todo pagado?

Sergio Madrigal

Ayer, caminando por las calles de Xalapa, Veracruz, me topé con una camioneta estacionada a un lado de la acera. La camioneta, Pathfinder de la compañía Nissan, tenía un gran letrero en el vidrio posterior. El anuncio decía SE VENDE, a continuación dos teléfonos para comunicarse con la persona, dueña del vehículo, y más abajo la siguiente sentencia TODO PAGADO.
Proseguí mi camino pensando en que hace pocos años, en una conferencia escuché que las camionetas Pathfinder ocupaban el poco distinguido primer lugar del mundo en contaminación ambiental, dentro de los vehículos personales o familiares. Y, me pregunté ¿realmente estará todo pagado?
Sé que todo esto puede parecerte un tanto exagerado y que, posiblemente, decidas pensar que hay otras entidades más altamente contaminantes que una triste camioneta familiar. Sin embargo, creo que la situación que hoy vive la humanidad, en esta casa nuestra a la que llamamos “mundo”, ha sido determinada por decisiones personales y que, tal vez, la mayoría de las veces, tomamos esas decisiones con una total ignorancia o imbuidos por lo que los medios masivos de comunicación o mas media, sobre todo visuales como la televisión y el cine, desde hace muchos años, nos presentan como la “sociedad ideal”.
Un ejemplo muy cercano soy yo mismo. Yo fumo, y he de decirte que no muy moderadamente, y también sé que tendré que abandonar el cigarro en un futuro cercano. Pero déjame decirte que, desde mi infancia hasta mi juventud, la sociedad en que he vivido permitió que, cada cinco o diez minutos, en la televisión, la radio o el cine, se nos hiciera creer que fumar era “bueno” porque nos conectaba con gente, con situaciones, con paisajes, con acontecimientos…, que nos hacían mejores seres sociales, alcanzar nuestros ideales, ser nosotros mismos o desarrollar una personalidad más audaz e interesante.
Lo que nunca nos dijeron era que el tabaco nos generaría una dependencia brutal y que no importaría cuánto lo intentáramos, habrían de ser muchos los momentos en los que volveríamos a lucir un terrible cigarro pegado a los labios…y a la mente.
Paradójicamente hoy, esa misma sociedad rechaza a los fumadores y los excluye por el sólo hecho de serlo, pero considero que están equivocados en la forma de comunicar su rechazo, pues no creo que la situación se resuelva escamoteando legalmente los espacios para poder fumar sin aceptar, previamente, la responsabilidad mutua de haber sido una sociedad tan ignorante y absurda al permitirnos tomar el primer cigarro en nuestras manos cuando éramos apenas unos infantes y, sobre todo, perdonarnos mutuamente. Pienso que sólo con bondad, humildad y amor será que la mayoría de los fumadores dejaremos esta dependencia de la que no somos ni nos sentimos culpables y que esos 65 mil niños que cada mes prueban por primera vez un cigarrillo en los Estados Unidos de Norteamérica, y todos los niños del mundo que también lo descubren a pesar de todas las campañas que en su contra se realizan hoy día, nunca jamás sentirán la necesidad de experimentarlo, como me ocurrió a mí y a tantas personas de mi generación. Sería un buen comienzo, ¿no lo crees?
Después de todo, no podemos continuar, ahora, segregando a las personas que poseen una Pathfinder sin asumir que, como sociedad también nos equivocamos, permitiendo que salieran al mercado y que la gente se ”enamorara” de esos vehículos tan contaminantes, de la misma forma como yo “me enamoré”, hace tanto tiempo, de un paquete de cigarrillos.

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