Mitos y leyendas asociados a la agricultura

Dice el proverbio popular que la ignorancia es la madre del error, pero no cabe duda, también lo es de la imaginación. El hombre primitivo, vivía a solas con la naturaleza y los fenómenos cósmicos, de los que no sabía nada; acudió entonces a la imaginación para explicar el mundo que lo rodeaba y sus orígenes. Fue así como nacieron el mito y la leyenda. Para comenzar, aunque no es indispensable para el tema que hoy nos ocupa, es interesante definir y diferenciar estos dos términos, MITO y LEYENDA.

Los mitos son historias de los dioses y de los héroes divinos, en los cuales se nos habla de los inicios y del final, de la creación y de la destrucción, de la vida y de la muerte. En ellos se explica el cómo y el por qué de la vida a través de un acontecimiento primitivo que tuvo lugar al principio de todas las cosas, envuelto en ese misterio que el hombre no fue capaz de descubrir, pero sí de imaginar. La palabra mito proviene del griego “mithos”, que significa fábula o palabra.

Las leyendas son narraciones transmitidas oralmente, con base en acontecimientos o personas históricas, transformadas por la fantasía popular. Pueden intervenir en ellas poderes ultraterrenos y sobrenaturales, bien sea de personas o de la misma naturaleza; de seres extraños como gigantes o enanos, hombres sin cabeza, mujeres sin rostro, animales deformes etc. La palabra leyenda proviene del latín “legende”, que significa aquello que debe leerse.

La diferencia esencial entre el mito y la leyenda está en que las leyendas narran una historia fantástica y se encuentran vinculadas a determinados lugares y personas, mientras que en los mitos intervienen divinidades que cumplen una función de comenzar o terminar algo, que cuentan con el poder de crear un origen o un final. Aquí no vamos a diferenciar si la historia contada es un mito o es una leyenda, pues, lo que realmente nos interesa es que en cualquier parte de la tierra donde se han formado grupos humanos, paralelamente se han contado historias acerca de cómo el mundo llegó a existir, de cómo los seres humanos y los animales viven en él, partiendo de la relación que existe entre la agricultura y estas historias.

El término mitología puede tener una doble acepción o significado; por un lado, es la exposición de un conjunto de mitos y leyendas y, por otro, es el estudio metódico y comparado de distintos mitos con el fin de determinar las relaciones existentes. Opté por mezclar ambos caminos por ser los dos asequibles, sugestivos y curiosos. Hoy trabajaremos la creación de algo o de alguien, asociándola con la agricultura; más concretamente, el origen de la tierra, las semillas, las plantas, la agricultura y las flores; debo advertir que en algunas ocasiones se irá relacionando con producciones literarias más contemporáneas.

Antes de entrar en materia, es importante comprender la necesidad que tenía el hombre primitivo de construir sus mitos y otorgarles un carácter sagrado, de acuerdo con su concepción de mundo: Si se toman los mitos y leyendas como conjunto, los hombres primitivos se creían habitantes de dos mundos opuestos: uno era el mundo que habitaban, el cual constituía su propio entorno, su Cosmos; y, el otro era el espacio infinito e indeterminado que lo rodeaba, ese mundo desconocido y mucha veces inexistente para ellos.

1. LA CREACIÓN

¿Cómo se inició el mundo? ¿Cómo se creó la humanidad y para qué? ¿Cómo se creó la naturaleza que hizo posible que el hombre sembrara? Estas son algunas de las preguntas que la mitología intenta responder. Distintas culturas han hallado soluciones para resolver estos problemas, y las historias en que se presentan dichas soluciones a menudo siguen un esquema parecido: Al principio el mundo está en caos, solo lo habita la nada; hace su aparición un dios creador y comienza su labor modelando el paisaje, luego puebla la tierra creando los seres humanos, los animales, las plantas y, es entonces cuando empieza el verdadero trabajo. Bien vale la pena conocer y disfrutar algunos de estos relatos…:

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