21 de junio de 2009

Editorial

¿Votar o Vetar?

6 de cada 10 personas en edad de votar no acudirán a las casillas el próximo 5 de julio y las otras cuatro se van a dividir de la siguiente manera : tres votarán por alguno de los candidatos en campaña y uno anulará su voto, tachando o escribiendo consignas sobre la boleta. La falta de legitimidad de un ala del Congreso de la Unión tocará fondo.
Para empezar, el árbitro de la contienda –el IFE-, apenas logra sostenerse como un carro desmantelado sobre cuatro tabiques, luego de la elección presidencial del 2006 y por el bajo perfil de sus actuales consejeros cobrones, que tienen al Instituto de horcajadas frente a las televisoras.
Luego están los partidos y sus dirigencias, que cada tres o cada seis años hacen su show para reciclarse en los escaños y en los puestos del gobierno, reciclando frases, promesas y candidatos para no quedarse fuera del presupuesto.
En particular estas elecciones se caracterizan porque hay un encono especial entre panistas y priístas por ver quién domina la Cámara de Diputados en los próximos tres años, para preparar el escenario de la elección presidencial del 2012.
Como telón de fondo de esta elección, están también 25 años de recetas económicas aplicadas por gobiernos priístas y panistas, para favorecer a empresas nacionales y extranjeras, en perjuicio de millones de pobres, desempleados y hambrientos del campo y las ciudades.
70 años de gobiernos del PRI y casi 10 del PAN han vuelto a la Nación más dependiente de la economía de Estados Unidos, con menos soberana alimentaria y mucho más vulnerable ante el apetito insaciable de empresarios rapaces de dentro y de fuera, y por eso la gente ya no cree ni en votaciones, partidos, candidatos, lemas de campaña ni gobiernos.
Y ni modo que México pudiera seguir el ejemplo de los países de centro y sudamérica, que vuelven su mirada a los gobiernos de izquierda o de centro-izquierda, pues PRD, Convergencia, PT, PSD y PV tampoco saben cómo convencer de sus bondades a un electorado que primero quiere ver qué le van a regalar o cuanto le pagarán por su voto, antes de dar su brazo a torcer.
Será en los próximos 100 días cuando estas aseveraciones podrán irse confirmando, pero no hay que perder de vista también el papel que van a jugar –como en cada elección- los medios de comunicación locales, estatales y nacionales, pues el 99 por ciento de ellos acaban prostituyéndose y prostituyendo el oficio periodístico, por unas cuantas migajas, halagando a candidatos como si fueran santos o magos que todo lo van a resolver.
Claro que en todo esto, también hacen su luchita actores locales, los políticos de siempre, especie de bufones y merolicos a sueldo, que en elecciones como estas vuelven a aparecer para que sus partidos los tomen en cuenta en las elecciones municipales del 2010.
A los ciudadanos nos urge una verdadera revolución del pensamiento, que nos haga libres y autónomos ante el autoritarismo empresarial y la negligencia de los gobiernos, más críticos de toda esa fauna que nos enajena y domestica, que nos oprime y nos exprime, que vive de nuestro trabajo y de nuestros impuestos, y que en vez de trabajar para nosotros –pues son ellos nuestros empleados-, acaban siendo los únicos beneficiarios, los únicos que capitalizaron 200 años de Independencia y 100 años de Revolución.

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