7 de abril de 2008

La Hazaña por el Agua

Por: Leopoldo Hernández
Piedra Parada, Cosautlán.- Sin lugar a dudas otro ejemplo de organización comunitaria exitosa para traer cambios positivos para la población, es Piedra Parada. Como veníamos apuntando en la entrega anterior de AltaVoz sobre los logros de Monte Blanco y Llano Grande para concretar obras que llevaran agua potable de calidad a sus congregaciones, sin duda, esta comunidad cosauteca no podía quedar fuera de estas hazañas.

Lo hicieron no sólo una vez sino dos en distinto tiempo, incluso lograron que ambas obras fueran benéficas tanto para habitantes de Piedra Parada, como de Limones.

La primera de ellas, y frente a la escasez del agua en la zona además de la conciencia de los pobladores de que las congregaciones crecían en habitantes, decidieron iniciar la obra trayendo el vital líquido de la barranca de Xalatla repartiéndola entre las dos.

Nos comenta Bartolo García, poblador de Piedra Parada que la obra cubrió 9 kilómetros desde la barranca hasta las comunidades. Trabajaban en faenas y se repartían igual número de hombres por poblado y cada grupo llevaba su carro.

“Un día de faena era como ir al campo a trabajar. Una faena no era para volver a medio día, porque realmente si nosotros le echamos ganas como también la persona que nos venía dirigiendo nos decía, el beneficio es para ustedes. Si ustedes le echan ganas más pronto tendrán su agua”, recuerda.

Sin embargo, el paso del tiempo obligo a estas dos comunidades a reorganizarse para traer nuevamente, en otro proyecto, agua suficiente para ambas poblaciones.

“Estaba de presidente Humberto Díaz. A él le toca hacer las gestiones de la obra. “Entonces se empezaron a hacer reuniones para ver si la gente estaba de acuerdo para unirse otra vez”, comenta don Bartolo. “Recuerdo que tomé la palabra y les dije que era una necesidad y que si se lograba que se introdujera el agua a Piedra Parada a los de Limones les convendría pues el manantial de Xalatla los surtiría a ellos”.

Se buscó un manantial en Teczín como recuerda Francisco Ruiz. Entonces “Limones nos ayudó con los trabajos cuando se abrió la brecha, se abrió el caño, y se entubó. Trabajamos en faenas con la Junta de Mejoras. Yo junto con Santos García y Gerardo Ramírez, éramos de la Junta, conjuntamente con el fontanero Bartolo García y el agente municipal de esa época que era Saúl Higueras, que también trabajo en esto del agua, entre todos le echamos muchas ganas para que tuviéramos agua”.

Al agente municipal le gustaba trabajar con el pueblo, nos comenta don Francisco, “no se le dificultaba nada. Por ejemplo, el ingeniero le decía: me hace falta un bulto de cal para marcar por dónde va a pasar el caño, y agarraba camino y se iba a dejarlo hasta allá a Teczin, cargándolo o como fuera. Por eso estamos agradecidos con ese agente municipal porque le echaba ganas”.

Las faenas se organizaban por calles. Iban 50 personas diariamente, así hasta que se llevó a cabo la totalidad de la obra en casi un año. Era un trabajo duro pues en partes lleva tubo de fierro, debían pasarlo por las barrancas y cargar la máquina para soldarlos.

Todo este esfuerzo, finalmente no estuvo exento de dificultades. Ambos entrevistados coinciden en que en un principio, hubo negativas por parte del dueño del terreno donde está el manantial para sacar el agua, pero platicando con él, como lo aseguraron, pudo obtenerse el permiso para proseguir la obra, incluso, como señala Francisco Ruiz, “el dueño nos ha dicho que debemos reforestar la zona del manantial para que se siga conservando el agua. Le hemos sembrado árboles. El dueño del terreno nos marco una parte del terreno para sembrar árboles y no falta mucho para que volvamos para abonarlos y sigan creciendo y así continúe el nacimiento.”

Bartolo García guarda silencio, reflexiona y conluye diciendo: “Tenemos que cuidarla para que el agua alcance. Cada día la comunidad crece y cualquier ciudad tiene que luchar por más agua y los dineros no alcanzan. Anual pagamos 50 pesos por el servicio. A veces apenas si alcanza para ir comprando material para componer descomposturas. Algunas piezas de tubo llegan a costar 1500 pesos, mas las piezas que necesiten reparación dentro de la línea o en las redes aquí en la comunidad”.

Francisco Ruiz, termina la entrevista enviando un mensaje a las comunidades que aspiran a mejorar sus condiciones de vida: “Hay que trabajar, hay que invertir tiempo. De la noche a la mañana no se logra nada, hay que batallar. Sólo trabajando y echándole ganas es como se logran las cosas, y siempre y cuando haya una organización dentro del mismo pueblo.”

(15 de marzo de 2008)

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