Los ciudadanos de la región solo tuvieron que esperar dos meses para observar que en la conducta y el desempeño de los nuevos servidores públicos que hoy despachan en las administraciones municipales, las promesas de campaña no se cumplen.
Transparencia a cuenta gotas; reinventar todo –como cada tres años-, para simular que ahora si llegó el cambio; numerosos parientes, compadres, amigos e incondicionales de alcaldes en nóminas aún secretas; ediles y directores de área de muy bajo perfil; decisiones autoritarias que ponen en riesgo la gobernabilidad; escándalos por corrupción y acuerdos bajo la mesa al más alto nivel, son solamente algunos botones de la muestra.
En nuestra región, excepto en Cosautlán, tenemos de regreso a una clase política priísta sin trayectoria ni experiencia, sólo respaldada por una mayoría de votos seducidos por la inédita utilización de recursos públicos, con autorización del Gobernador del Estado.
No será fácil que se vayan, pues ahora dominan en el Congreso del Estado y quieren al Tío Fide como su candidato presidencial, pero al menos deberán gobernar con mayor prudencia, congruencia, transparencia y eficacia, pues los ciudadanos de hoy ya no son los ciegos, sordos y mudos de antes.
Los hechos recientes en Cosautlán y San Marcos, donde amas de casa, empleados, campesinos, jóvenes, pueblo en general, se manifestaron ya públicamente en apenas dos meses de gobiernos recién instalados, habla de los nuevos escenarios que comienzan a configurarse.
Ahora los ciudadanos tienen más poder y los servidores públicos más contrapesos. Atrás quedan las prácticas caciquiles de alcaldes de estilo rupestre y poses redentoras. Hoy es el tiempo de los derechos sociales y políticos de los pueblos.
Además de las garantías individuales que la Carta Magna les concede, ahora los ciudadanos cuentan también con instrumentos legales que obligan a los funcionarios a ser humildes servidores públicos, no dueños del dinero y de las decisiones.
No será fácil acompañar estos procesos de intercomunicación entre autoridades y ciudadanos, por medio del periodismo de intermediación que profesamos en Radio Teocelo, Teocelo Te Ve y Alta Voz, pues el riesgo de la intolerancia desde los círculos del poder siempre tiende a generar violencia, de muchas formas, aunque sea en forma disfrazada. No importa. Vale la pena.
(1 de marzo de 2008)
Transparencia a cuenta gotas; reinventar todo –como cada tres años-, para simular que ahora si llegó el cambio; numerosos parientes, compadres, amigos e incondicionales de alcaldes en nóminas aún secretas; ediles y directores de área de muy bajo perfil; decisiones autoritarias que ponen en riesgo la gobernabilidad; escándalos por corrupción y acuerdos bajo la mesa al más alto nivel, son solamente algunos botones de la muestra.
En nuestra región, excepto en Cosautlán, tenemos de regreso a una clase política priísta sin trayectoria ni experiencia, sólo respaldada por una mayoría de votos seducidos por la inédita utilización de recursos públicos, con autorización del Gobernador del Estado.
No será fácil que se vayan, pues ahora dominan en el Congreso del Estado y quieren al Tío Fide como su candidato presidencial, pero al menos deberán gobernar con mayor prudencia, congruencia, transparencia y eficacia, pues los ciudadanos de hoy ya no son los ciegos, sordos y mudos de antes.
Los hechos recientes en Cosautlán y San Marcos, donde amas de casa, empleados, campesinos, jóvenes, pueblo en general, se manifestaron ya públicamente en apenas dos meses de gobiernos recién instalados, habla de los nuevos escenarios que comienzan a configurarse.
Ahora los ciudadanos tienen más poder y los servidores públicos más contrapesos. Atrás quedan las prácticas caciquiles de alcaldes de estilo rupestre y poses redentoras. Hoy es el tiempo de los derechos sociales y políticos de los pueblos.
Además de las garantías individuales que la Carta Magna les concede, ahora los ciudadanos cuentan también con instrumentos legales que obligan a los funcionarios a ser humildes servidores públicos, no dueños del dinero y de las decisiones.
No será fácil acompañar estos procesos de intercomunicación entre autoridades y ciudadanos, por medio del periodismo de intermediación que profesamos en Radio Teocelo, Teocelo Te Ve y Alta Voz, pues el riesgo de la intolerancia desde los círculos del poder siempre tiende a generar violencia, de muchas formas, aunque sea en forma disfrazada. No importa. Vale la pena.
(1 de marzo de 2008)
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