El café no es únicamente una bebida deliciosa sino también un producto agricola que tiene una importancia económica-social y ecológica en las regiones donde se produce. Pues la zona donde se ubica su mayor producción, comprende la franja entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, que por las condiciones geográficas y de clima permiten su cultivo.
Son diversos los factores agronómicos que tienen que ver con su calidad:
la altitud, la humedad y los suelos determinan la calidad del producto.
Incluye también: El buen manejo del cafetal, como la fertilización (orgánica o química); el sistema de producción (con sombra o a pleno sol); el control de plagas y enfermedades (broca, roya, ojo de gallo); edad de la plantación; cuidado de la cosecha, podas y el control de malezas.
El beneficiado y la torrefacción (tostado) estos dos últimos son solo para preservarla.
En lo ecológico, las áreas cafetaleras coinciden con regiones ricas y diversas en flora y fauna, localizadas en la zona montañosa (selvas altas o medianas) y ocupan el 23% del área de bosque pino-encino y 15% en bosque mesófilo de montaña o de niebla, que le da un alto valor en la conservación de la biodiversidad, ya que los pequeños cafeticultores no han dejado solo al café,
las numerosas especies de plantas que acompañan al cultivo de esa diversidad ecológica y cultural de campesinos e indígenas.
Estos sistemas de policultivo fueron empleados de muchos años atrás, incluyen árboles de: cacao, naranja, plátano, zapote, mamey negro, guayaba, cedro, chicozapote, aguacate, achiote, colorin, pimienta, jinicuiles, orquídeas, entre otros.
Estas tecnicas resultan decisivos en la estabilidad de un sistema ecológico regional.
Además, estos sistemas cafetaleros son estratégicos en la dinámica de las cuencas hidrológicas locales, la 38 de Coatepec, la 164 de Teocelo, la 46 de Cosautlàn, la 88 de Jalcomulco. (Huehueyapan-Pixquiac, Texolo, Los pescados y sus tributarios).
Los cafetales con sombra contribuyen a evitar la erosión en laderas y está ampliamente documentado la aportación de materia orgánica y la conservación de la fertilidad del suelo. Así también funcionan como áreas de refugio y alimento para numerosas aves migratorias, mamíferos e insectos.
Por último tenemos estudios recientes que muestran que una hectárea de bosque o selva en México retiene entre 30 y 160 toneladas de carbono, entonces los cafetales tradicionales son un entorno semejante a los bosques o selvas y son estratégicos en lo ecológico, social, económico y cultural para el desarrollo regional.
(15 de marzo de 2008)
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