Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.
Marco Tulio Cicerón
A un año de la desaparición de nuestros hermanos normalistas de Ayotzinapa, la verdad histórica no era la verdad final.
El 68 no se olvida y Ayotzinapa no se supera, que nos espera si acumulamos injusticia para nuestro pueblo.
Que más contar sobre los estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos ―mejor conocida como Escuela Normal Rural de Ayotzinapa- que no se haya contado o desinformado por medios comprados, la empatía que se siente al haber sido estudiante es enorme, cada uno fue hermano, hijo, sobrino o tío nada fuera de lo normal pero su delito mayor fue haber sido estudiantes…
Pensamiento:
Yo soy Ayotzinapa.
Pocos los entienden, gritan su descontento y su soledad reclaman
Ya no ríen ya no lloran, hermanos de sangre que se hicieron en la lucha, una lucha revolucionaria.
Claroscuros de sentimientos, valor y entrega.
Una vela por los hermanos caídos.
“Por qué vivos se los llevaron vivos los queremos los queremos”
Voces apagadas en el tiempo que regresan su eco como truenos fulminantes de un pueblo chico de un infierno grande.
La verdad histórica parece novela escrita como una tragedia inolvidable
Incertidumbre fallida por que el dolor jamás se olvida
Si Ayotzinapa vive la lucha sigue y sigue.
En memoria de quien busca la verdad la paz y la libertad.
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