Estar vivo, estar sano, poder admirar los mares, las montañas con sus cimas y sus abismos, los acantilados, los manantiales, los arroyos y los ríos, las flores, las mariposas, la belleza de la mujer y demás maravillas que la naturaleza pone ante nuestros ojos; sentir el frío, sentir al calor, hacer lo que a uno le gusta y hasta el recuperarse de algún padecimiento físico, pueden ser motivos de felicidad; pero existe además aquella sensación que se experimenta al recibir la sonrisa de una dama, cuando se choca con ella sorpresivamente al dar vuelta en una esquina; igual que cuando se recibe la espontánea e inocente sonrisa de un pequeño.
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TOMADO DE LA SEGUNDA PARTE DEL LIBRO “MIS RECUERDOS”, ESCRITO POR EL PROFR. RAFAEL MARTÍNEZ MORALES DE IXHUACÁN DE LOS REYES. SE REPRODUCE A CONTINUACIÓN LA PÁG. 7.
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