1 de julio de 2015

SI NOS TOCAN A UNO, NOS TOCAN A TODOS


Foto: Edith Peredo


Al Gobernador Javier Duarte de Ochoa
Al Secretario de Seguridad Pública Arturo Bermúdez Zurita
A la Rectora Sara D. Ladrón de Guevara
A la Comunidad Universitaria de la UV A la sociedad veracruzana
Al pueblo de México


Nuestro dolor e indignación es profunda.  Nuestra rabia y coraje indecible, nuestra voluntad inacabable.

La artera, vil, cobarde golpiza a ocho jóvenes universitarios es una agresión a toda la comunidad de la Universidad Veracruzana. Los batazos, machetazos, golpes, patadas
e  insultos fueron  asestados  a  ocho jóvenes  que  festejaban  un  cumpleaños,  pero  la embestida es contra todos nosotros. Tres jóvenes continúan hospitalizados con múltiples fracturas, con heridas de arma blanca, con el cuerpo adolorido, sin dientes, y los otros cinco están también lastimados, escondidos y con el estupor de no entender por qué fueron atacados. Estupor compartido por quienes no fuimos heridos, pero sí agredidos.

Esta brutal agresión se da en el contexto de un deterioro social, económico, ambiental, de derechos humanos e institucional, de violencia contra las mujeres, en el estado de Veracruz y en México. La golpiza a nuestros compañeros va a la par de la violencia desatada en Guerrero, en Puebla, en Oaxaca, en la ciudad de México. Imposible separar esta violencia abierta de la lista negra de la SSP de Veracruz que ha circulado en días recientes, en la que figuran los nombres de varios universitarios y de compañeros y compañeras de organizaciones civiles. A todas luces, se trata de criminalizar la protesta social, de amedrentar, de acallar la crítica.

Un   comando   paramilitar   ha   atacado   a   la   comunidad   de   la   Universidad Veracruzana, no sólo a ocho jóvenes estudiantes. Hemos sido atacadas todas, hemos sido atacados todos. Lo afirmamos así porque ese es el sentido de construirnos y reivindicarnos como COMUNIDAD: nos construye colectivamente el pensamiento, el arte, la ciencia, la crítica, la palabra. Un comando de bestias con equipo táctico policiaco se ha ensañado golpeando nuestro pensar, nuestro decir, nuestro soñar. Y si por el momento algunos hemos sido silenciados a fuerza de machetes y garrotes, nuestra palabra, nuestro pensar, nuestro soñar, siguen intactos.

El  viernes  por  la  madrugada  fueron  ocho  estudiantes  atacados  con  saña  y cobardía, pero es claro que pudimos ser cualquiera de nosotros: una profesora al dejar el salón de clases, un trabajador camino a su facultad, un grupo de investigadores rumbo al coloquio, un funcionario universitario al salir de la oficina. Eso también nos construye como comunidad: sabemos que solo contamos con nosotros porque en Veracruz y en México el estado de derecho es inexistente. La impunidad campea: Guardería ABC, Tlatlaya, Ayotzinapa, Regina Martínez, y muchos otros crímenes, así lo confirman.

Las declaraciones de las “autoridades”, específicamente de la Secretaría de Seguridad Pública, deslindándose del ataque son no solo insuficientes sino totalmente cínicas: los policías que acudieron a la casa donde fue la agresión no hicieron nada por ayudar a los jóvenes; al contrario, se retiraron del lugar siguiendo órdenes de unos civiles (los que llegaron en un Pontiac blanco, hay testigos que presenciaron el hecho). Y lo más importante, el nivel de violencia e impunidad en el estado de Veracruz (asesinatos, secuestros, feminicidios, levantones) se ha incrementado de manera alarmante sin que las autoridades den respuesta y resuelvan la situación, lo que sólo puede explicarse por ineficiencia, negligencia o contubernio.

El pronunciamiento de las “autoridades” de la Universidad Veracruzana no sólo es insuficiente sino falaz: sugiere que la comunidad universitaria no está bien informada, cuando han sido estudiantes quienes desde los primeros minutos de la agresión han estado cerca de los jóvenes y sus familias.
El exhorto a informarnos “responsablemente” es de una ingenuidad insultante: llaman a informarnos cuando ellos mismos están completamente alejados, y hasta ajenos, a la comunidad que supuestamente representan.

¿Informarnos responsablemente en un estado en el que los periodistas son asesinados y los crímenes permanecen en la impunidad? ¡Por favor! Exigimos a las autoridades de la UV que se responsabilicen de los gastos médicos, legales y psicológicos de los muchachos agredidos.

Reclamamos de las autoridades universitarias un firme, claro y contundente posicionamiento institucional -acompañado de acciones concretas- a la altura de la comunidad a la que representan y sobre todo, acorde con las gravísimas circunstancias del estado de Veracruz.

Demandamos castigo a los culpables materiales e intelectuales del brutal ataque a los estudiantes. Reclamamos el cese a la criminalización de la protesta y el activismo social.

Xalapa Eqz., Veracruz a 10 de junio 2015

Estudiantes, egresados, trabajadores y académicos de la Universidad Veracruzana

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