Verónica Carrillo
Esto ocurrió el 29 de julio pasado, en un país con una de las tasas de obesidad más altas en el mundo:
El gobierno de Nueva Zelanda ha negado la visa de trabajo a un chef que ha vivido ahí desde 2007, argumentando que es muy gordo para vivir en la pequeña nación insular.
Albert Buitenhuis, de 50 años de edad, pesa 130 kilogramos y se mudó de Sudáfrica a Nueva Zelanda en 2007. Desde entonces él y su esposa nunca habían tenido problemas para renovar su visado con Albert trabajando regularmente como chef en la ciudad de Christchurch.
Pero ahora es posible que la pareja sea echada de la isla debido a que Albert no cuenta con un "nivel aceptable de salud". Los funcionarios de inmigración aseguraron que el peso de Albert no era saludable y decidieron no renovar su visa. En un informe reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) colocó a Nueva Zelanda en el tercer lugar de la lista de países cuya población sufre mayores problemas de obesidad.
"Aplicamos año tras año y nunca hubo problemas", explica la esposa del chef, Marthie, de 47 años de edad. "Ellos nunca mencionaron el peso de Albert o su salud y de hecho, el era más pesado antes", afirma la mujer.
Y es que el buen Albert ha perdido unos 31 kilogramos desde su llegada, pero eso a las autoridades de la isla parece no importarles.
"Es importante que todos los inmigrantes tengan un nivel aceptable de salud para minimizar los costos y las demandas en los servicios de salud de Nueva Zelanda", advirtió el ministro de Inmigración de este país, señalando que Buitenhuis tiene un alto riesgo de padecer diabetes e hipertensión y debe ser enviado lejos de la isla, tal vez a un gimnasio en otro continente.
Al parecer al gobierno neozelandés le preocupa que los gordos pueblen su isla y pronto no quepa nadie en ella.
"Es importante que todos los inmigrantes tengan un nivel aceptable de salud para minimizar los costos y las demandas de los servicios sanitarios de Nueva Zelanda", explica el portavoz de Inmigración.
El chef y su esposa ya han hecho un llamamiento al ministro de Inmigración, reiterando que Buitenhuis ha bajado mucho de peso en los últimos años.
Esto es una muestra de que las personas debemos de asumir nuestra responsabilidad para controlar nuestro peso porque finalmente la obesidad es un tema económico a nivel de salud pública. Si esto pasa en Nueva Zelanda que es un país que tiene una economía con mejores índices que la mexicana, imagínense los problemas que pueden pasar en nuestro país…
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