LA MATERNIDAD NO DEBE SER UN DESTINO PARA LAS MUJERES. DEBE
SER UNA OPCIÓN DE VIDA; PLANEADA Y DESEADA…
Beatriz Mora
La adolescencia es en sí misma una etapa difícil para las personas que la viven y quienes les rodean. Uno de los principales problemas para las mujeres adolescentes es enterarse de que sin planearlo están embarazadas. El problema es grave en el país y en nuestra región; y aunque afecta a las mujeres de todos los extractos sociales, las más afectadas son las adolescentes en condiciones socioeconómicas “precarias”.
El informe “Mujeres y Hombres en México 2011”, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), destaca que 0.06 por ciento de las niñas de 12 años de edad tienen al menos una hija o hijo, situación que es grave porque su desarrollo físico, psicológico y social es inadecuado para el inicio de la maternidad. En las localidades rurales, existe un mayor porcentaje de adolescentes con al menos un descendiente.
Los embarazos no planeados a edades tempranas también están ligados a la asistencia escolar. Entre aquéllas jóvenes que asisten a la escuela, menos del uno por ciento ha tenido una hija o hijo, en cambio entre las adolescentes que no estudian, una de cada 4 tiene al menos un descendiente.
La unión en pareja a edad temprana también está vinculada a la gestación en adolescentes. Muestra de ello es que 59.1 por ciento de las mujeres de 12 a 19 años de edad que vive en unión libre tienen al menos un hijo, y ese porcentaje en las casadas asciende a 61.4. En México, 7 por ciento de las mujeres de 12 a 19 años está unida, 3 por ciento es casada y 89 por ciento son solteras.
Ante esta situación, el informe “Mujeres y Hombres en México 2011” señala la importancia de “prestar atención a las adolescentes y la necesidad de promover acciones que brinden los elementos que les permitan tomar decisiones libres e informadas sobre su vida”. De igual modo refiere la necesidad de ofrecer a esta población oportunidades educativas y condiciones laborales que les aseguren una mejor calidad de vida.
El tener un embarazo no planeado es difícil a cualquier edad, pues debería haber las mejores condiciones físicas, emocionales y económicas para asumir esta responsabilidad de vida; sin embargo, la situación se agrava en la adolescencia, debido a la vulnerabilidad propia de la edad. El plan de vida cambia, probablemente hay que dejar la escuela y hay que empezar a trabajar o hay que hacer ambas cosas a la vez; el cuerpo cambia y el riesgo del embarazo y el parto es mayor debido a la edad; la situación familiar se conflictúa, en ocasiones se vive el embarazo sin el acompañamiento y responsabilidad de la pareja, o bien hay que vivir “obligadamente” con la pareja, muchas veces en la casa de la familia y con poca privacidad, situación que complica aún más la convivencia y en ocasiones genera violencia.
Por lo anterior, considero que la Educación Sexual es la opción para evitar no sólo los embarazos no planeados, también las infecciones de transmisión sexual, el VIH-SIDA, la violencia de género, el abuso sexual y la homofobia. Recomendar abstinencia y fidelidad o el “conservar” la virginidad hasta el matrimonio no es educación sexual. La educación sexual debe ser integral, laica y sin prejuicios. Sólo así veremos parejas o mujeres que libre, responsable y conscientemente planean, desean y disfrutan su maternidad.
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