16 de abril de 2012
UN PUEBLO VECINO NUESTRO
TOMADO DEL LIBRO “MIS RECUERDOS” ESCRITO POR EL PROFR. RAFAEL MARTÍNEZ MORALES DE IXHUACÁN DE LOS REYES. SE REPRODUCE A CONTINUACIÓN LA PÁG. 85
Aproximadamente a cuatro kilómetros de Ixhuacán rumbo al poniente, está el pueblo de Ayahualulco; cabecera del municipio del mismo nombre.
Entre otras cosas puede decirse de él, que tiene paisajes atractivos, tiene horizontes en los que viaja libremente la imaginación; hay en sus alrededores bonitos paisajes de los que se pueden escribir hermosos cuentos, y hasta se prestan para inventar alguna tierna y romántica historia de enamorados.
Hace muchas décadas, cuando vivía yo mi niñez, lo visitaba, algunas veces como monaguillo del sacerdote Gustavo Domínguez, residente en el curato de Ixhuacán; pero cuya parroquia abarcaba ambos municipios.
Recuerdo que al terminar la misa, pasábamos a una pieza del cuarto en donde una respetable señora de nombre Pascuala Mendoza, servía el desayuno sobre una mesa cubierta con mantel muy blanco, en el que resaltaban bordados que me han parecido verdaderas obras de arte. El desayuno principiaba con sabroso chocolate y exquisito pan colocado sobre una par de relucientes charolas.
Otras veces lo visitaba acompañado de mi abuelo paterno, quien poseía un pequeño terreno en el que había árboles, como perales, aguacates, capulines, un nogal, y manzanos cuyos frutos eran las dulces “manzanitas de San Juan”.
Recorriendo aquellos lugares en compañía de mi abuelo, conocí un fortín cuya historia ignoro por completo. Conocí así mismo, un lugar que atraía mi curiosidad porque de él brotaba agua a borbollones en época de lluvias; le llamaban: “La poza”.
Debo decir también que la tierra de Ayahualulco tenía condiciones favorables para la producción de peras, manzanas, aguacates, duraznos y capulines; frutos todos ellos de muy buena calidad y sabor.
Recuerdo además que en las fiestas de Santiago, llegaba a ese pueblo el juego mecánico llamado, “Los Caballitos”. Por aquellos años a dicho juego se le daba el nombre de “Tíboli”.
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