2 de octubre de 2011

DÍA NACIONAL DEL MAÍZ

Por: Veronica Carrillo

El maíz ha sido por milenios el principal sustento de los mexicanos. La manera de ver el mundo de los pueblos originarios propició que en torno del maíz se llevaran a cabo diversas celebraciones religiosas. Los dioses vinculados con la lluvia, el sol, el viento, el fuego y los mantenimientos tenían fiestas especiales en las distintas culturas: raramuri, huasteca, cora, huichola, nahua, purépecha, maya, tzotzil, zapoteca, mixteca…

La elección del lugar para la milpa es un espacio sagrado, pues cada una de sus esquinas corresponde a los cuatro rumbos; la siembra por mayo que es otro momento especial, y antes de la siembra la petición para que el viento permita que lleguen las nubes cargadas de agua desde los cerros que además albergan los manantiales, y para que no caiga el granizo ni las heladas que destruyen. A medio ciclo, hacia fines de junio, se renueva la petición de las lluvias; vendrán luego los primeros elotes y finalmente la cosecha.
En muchos lugares los primeros elotes suelen cortarse a fines de septiembre y por ello se elije el día de San Miguel, que se celebra el 29 de este mes, para hacer diversas ceremonias. En el centro de México suele recolectarse para ese momento la flor del pericón, una variedad del cempasúchil, también ceremonial; con ramos de esta flor amarilla, luminosa, se forma una cruz que protege las cuatro esquinas de la milpa, las casas, los lugares de trabajo y aun los vehículos en que se transporta la gente del campo. En la región centro-Montaña de Guerrero se dice que así ahuyentan al Mayantle, que es la hambruna, de manera tal que al colocar las cruces de pericón se espanta el hambre.

San Miguel lucha contra el mal ese día; hombres y mujeres colaboran con él. Con su espada, identificada con el rayo y por tanto con la lluvia, protege a la milpa para que la cosecha llegue a buen término y tengamos alimento suficiente. Para que podamos disfrutar de las sabrosas tortillas, de los tacos, de las quesadillas, de las chalupas, enchiladas, chacales, bocoles, polkanes, tlaxcales, tamales de diversos tamaños, envolturas, rellenos y sabores, así como pinole, tesgüino, chicha, atoles y tantas preparaciones más.

Nuestro maíz necesita hoy como nunca del trabajo de todos nosotros y de nuestra protección. Está en riesgo la autonomía de los campesinos que tienen que seguir siendo dueños de sus semillas para sustentarse. Están en riesgo las variedades de maíz que hacen posible las palomitas, el pozole, los atoles ceremoniales, las tortillas blancas, rosadas, azules, los ponteduros y otras delicadezas.

No podemos permitir que el maíz, patrimonio de México y de la humanidad, herencia que nos dejaron los hombres y mujeres de Mesoamérica, se convierta en mercancía y quede en manos de empresas y funcionarios voraces que sólo creen en las ganancias económicas y atentan contra los alimentos básicos, domesticados gracias al trabajo de cientos de generaciones de hombres y mujeres del campo en todos los rumbos de la Tierra.

Todos los que compartimos la cultura del maíz tenemos que honrar a quienes hicieron posible nuestro alimento primordial y ser dignos herederos de nuestros abuelos.
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Texto tomado de la CAMPAÑA NACIONAL SIN MAÍZ NO HAY PAÍS.
En defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo mexicano.
http://sinmaiznohaypais.org

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