¿JUSTICIA POR PROPIA MANO?
Un misterioso secuestro en Cosautlán, bandas de asaltantes que operan libremente entre Ixhuacán y Teocelo, traficantes de droga que fácilmente entran y salen de la zona cruzando por Barranca Grande, bandas de roba-carros que circulan con impunidad por la carretera hacia Patlanalán, además de un incremento de las extorsiones telefónicas y un muerto a plena luz del día por el control de rutas y territorios entre concesionarios y “piratas” al pie de una guardería infantil, a unos metros de la XEYT, dejaron atrás la armonía y la tranquilidad con que se vivía hasta hace unos años en nuestros municipios.
Mucha gente se atemoriza y prefiere encerrarse en sus casas más temprano, levanta bardas y asegura puertas y ventanas o busca sitios más seguros para sus vehículos, propiedades y negocios.
Pocos, muy pocos, se atreven a poner la denuncia correspondiente, cuando son alcanzados por el guante de los “sicarios de rancho” o los verdaderos profesionales del asalto, la extorsión, el secuestro y el engaño, pues tienen miedo o ya no creen en las autoridades encargadas de investigar e impartir justicia.
A pesar de todo, algunas personas consideran que aquí aún estamos en la gloria, pues argumentan que lo verdaderamente alarmante está en estados como Chihuahua, Michoacán, Guerrero, Tamaulipas y Nuevo León, donde son continuas las masacres y los enfrentamientos entre delincuentes y soldados.
Así pensaban también, hace 15 ó 20 años, algunos oyentes de Radio Teocelo, cuando se empezó a hablar de la contaminación de ríos y la tala de árboles y las consecuencias que ello traería para los micro-climas de toda la región. Se decía que los grandes problemas de contaminación estaban en ciudades como México, Guadalajara, Monterrey o Veracruz. Que no debíamos exagerar y menos alarmar a la gente.
En ambos casos, el desastre ecológico y la delincuencia organizada no sólo ya son parte de nuestra vida cotidiana, sino que llegaron a invadir nuestra tranquilidad y bienestar por la ausencia o complicidad de nuestras autoridades municipales, estatales y federales y también por la apatía de nosotros los ciudadanos.
En cambio, en otras parte del país, muchos ciudadanos ya dejaron de ser espectadores y de forma colectiva, a veces organizada y a veces explosiva, comenzaron a actuar para detener y hasta castigar a los delincuentes.
Hace unos días, sorprendió a México y al mundo una joven de 20 años –Marisol Valles- que aceptó el cargo de Jefe de la Policía Municipal de Práxedis Guerrero, en el estado de Chihuahua, pueblo de apenas 3 mil habitantes, que se encuentra en la zona de disputa entre los cárteles de Juárez y Sinaloa, cuya violencia ya dejó unos 6 mil muertos.
El alcalde de esa población, José Luis Guerrero, dice que en los dos últimos años se ha dado un éxodo de personas (incluido el párroco del lugar) por los constantes enfrentamiento entre los cárteles del narco. La policía municipal sólo cuenta con 12 elementos y tres armas.
No se sabe qué resultados vaya a tener la estrategia de esta joven, que ya contrató a más mujeres policía para que recorran casa por casa, para hablar de la prevención de delitos y de valores familiares. Lo que no se puede dejar de reconocer es la valentía con que ella y sus compañeras asumen el reto de velar por la seguridad de sus paisanos.
En otras partes de la república mexicana, el miedo, la desesperación y el hartazgo de los ciudadanos ya se salió de control y cada vez más aparecen los intentos de hacerse justicia por su propia mano.
En el Estado de México, por ejemplo, en lo que va del año ya hubo 15 intentos de linchamiento de ladrones, extorsionadores o secuestro. Expertos en Derecho y Psicología de Masas, deberían analizar estos casos a profundidad, pues en aquellas poblaciones mexiquenses donde los delitos no se castigan, es la gente la que sale de sus casas, atrapa a los delincuentes, intenta lincharlos en público, pero llega la policía rescata a los malhechores y mete en la cárcel a quienes, desesperados, intentan castigar los abusos y los excesos de quienes con impunidad roban, matan, extorsionan y se pasean por las calles. No en pocas ocasiones, los palacios municipales son apedreados y a los vehículos de la policía se les prende fuego.
Al otro lado del país, en estados como Michoacán, la indolencia o la complicidad de las policías de los tres niveles de gobierno ya tocó fondo también y ahí empezaron a aparecer los llamados “Pelotones Omega”, cuya misión es precisamente –pero de forma clandestina- hacerse justicia por su propia mano y así combatir a los delincuentes que alteran la tranquilidad de las familias. Por medio de volantes, firmados por el llamado “Comandante Miguel”, se pide la colaboración de las comunidades para denunciar y quemar vivos a violadores, secuestradores, extorsionadores y asesinos.
Pero en medio de todas estas arriesgadas expresiones, también hay experiencias dignas de ser aplaudidas e imitadas, como el caso de la Policía Comunitaria en poblaciones del estado de Guerrero. El secreto y el éxito de esta modalidad para velar por una verdadera seguridad pública, está en que los elementos de la policía son de la misma comunidad y ésta los vigila para que no se corrompan, por lo que en diálogo constante y a partir de una confianza mutua, es fácilmente detectable lo que podría ser un riesgo para la tranquilidad y el bienestar de sus paisanos.
En suma, mientras el presidente Calderón y los gobernadores priístas como Fidel Herrera alardean de tener todo bajo control, mediante el uso del Ejército, la PFP, la Marina y las policías locales, la verdad es que más de la mitad de los municipios del país ya están sometidos al poder del narco y demás ramificaciones delicuenciales, pero lo peor de todo es que hay la presunción de que capos y funcionarios de los tres niveles de gobierno –de todos los colores-, se asocian y se reparten la república sembrando el narco-terror.
Si está claro que a los ciudadanos de a pie no tenemos quién nos defienda, la pregunta es si tenemos que hacernos justicia por propia mano, pues los agravios ya los tenemos en nuestras calles, barrios, colonias, congregaciones y municipios.
1 comentario:
Pues lamentablemente esa situacion se vive en la zona, pero no hay que olvidar que en esta vida todo tiene "V" de vuelta y como decía mi abuelo "El que a hierro Mata a Hierro Muere" Ojala las autoridades vayan poniendo fin a esta bola de zanganos malvivientes
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