
Betty Mora
En vísperas de la conmemoración del bicentenario de la Lucha de Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana, nos platica don Manuel Patlax cómo se vivía la época de la Revolución en Texín y Teocelo.
“Tengo 79 años. Nací en 1930 en el municipio de Teocelo, pero a los 3 años me recogieron mis abuelos que vivían en Texín y toda mi vida he vivido allá. Me he dedicado a sembrar frijol, maíz, limpiar fincas de café, acarrear plátano morado cuando venía el tren y andar a caballo. Me gustó practicar la charrería, lazar y montar toros en jaripeo. También me gusta ayudar en los arcos florales y mucho tiempo anduve serenateando.
Recuerdo cómo era Texin en la época de la Revolución. Una vez en Semana Santa yo tenía como 8 años y veníamos con varias personas a bendecir nuestras palmas a Teocelo. En esa época la gente de Cetlalpan, Patlanalán, Quimiztlan, bajaban por el camino antiguo de Texin para vender sus frutos. Nos topamos en la rodada con los soldados que iban a atrapar a un hombre que tenía causa, era perseguido por la autoridad. Nos retuvieron como 4 horas pero luego nos soltaron porque se dieron cuenta que no hicimos nada. Cuando llegamos a Teocelo ya había acabado la bendición y fuimos a la calle del 20 a ver al padre Pepito que ahí vivía para que nos bendijera nuestra palmas.
Después atraparon al señor que perseguían ese día y lo llevaron para que les enseñara dónde se escondían los otros hombres y lo encarcelaron en Teocelo, pero un día lo sacaron a barrer el parque y se les peló, lo tiroteron pero no le dieron, murió en su cama después. Se llamaba Antonio Matla.
Cuando había balaceras en Texín porque se enfrentaba el gobierno con “los jefes”, nos veníamos a refugiar a Teocelo. Eso era en 1945.
Los jefes eran los que tenían poder, los caciques, por eso los perseguía el gobierno, eran los que mandaban. Tenía cosas buenas y malas, porque hacían injusticias y mataban gente, pero por otro lado, hacían cosas buenas, por ejemplo el agua potable que llegó a Texin por primera vez la metió el jefe.
De los jefes recuerdo a don José Martínez y a don Francisco Ruiz. En sus casas tenían como 150 jornaleros que eran sus trabajadores, limpiaban el café, el plátano, el piñal, daban fletes en bestias y mucha gente tenía trabajo gracias a ellos. Estaba la casa Cid y dos casas Morales. Dicen que a veces les pedían dinero a los que más tenían para no matarlos. Yo nunca tuve problemas con esas personas, andaban empistolados y corrían o mataban a las personas que no les caía bien.
Recuerdo que don Don Teódulo Cid bajó un día a buscar a su sobrino Cristo Cid para matarlo, pero no lo logró y mató a la mamá del muchacho, doña Leonila Morales, ya antes había matado a su esposo. Entre familia se agarraron, fue una tragedia. A lo último el sobrino mató a don Teódulo, pero al sobrino también lo liquidaron ese día la gente del jefe. Fue en la temporada en que don Gabriel García era presidente de Teocelo, mandó a levantar a los 3 difuntos. Fue la última tragedia del pueblo, yo tenía como 20 años y Texin no pasaba de 40 casas.
En la época de la Revolución que las cosas estaban feas, no había obispo en Xalapa y nos llevaron a mí, a mi hermana Cari y a mi hermano Ciro a México a hacer nuestra confirmación, pues los padrecitos en aquella época eran perseguidos, por ejemplo Monseñor Guizar.
Texin en esa época era famoso por su riqueza en el cultivo de piñal, naranja injerta, naranja corriente, limón dulce, pero más por el plátano morado. Cuando tenía como 15 años, traíamos la carga de fruta al tren del Piojito”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario