6 de marzo de 2009

Día de la Mujer

Un 8 de marzo que todavía no se acaba
Después de 152 años, de la huelga de las obreras textiles de Nueva York del 8 de marzo de 1857 para mejorar sus condiciones laborales y vitales, en la que fueron quemadas por el patrón, quien incendio la fábrica donde la huelga ocurría; en el mundo nos hemos reconocido y se nos ha reconocido como seres pensantes, nos hemos incluido participativamente, y parece que hemos progresado mucho pues el sistema capitalista nos reconoce un montón de derechos por ejemplo: el derecho a ser explotadas y a trabajar gratis en nuestros hogares, a cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo, a ser discriminadas en los espacios públicos, a ser las únicas responsables de los cuidados de nuestros hijos, a ser mano de obra barata en los trabajos con peores condiciones, a que los empleos “propios” de las mujeres (trabajo sexual, doméstico, de cuidados) sean sistemáticamente devaluados.
Se puede maquillar de muchas formas pero la violencia machista es mucho más visible; hoy en día es sencillamente la dominación sobre las mujeres, ya no solo a través de golpes, acosos o amenazas, hoy en día es más práctico y fácil de realizar, aquella dominación se muestra a través de las pantallas, siendo que rol de la mujer en los canales de televisión y medios de comunicación siempre es el de la mujer que vende y compra por belleza, el de la mujer que no piensa más que en un hombre, que no sirve más que para cuidar hijos ó mostrar sus atractivos; pareciera que estos métodos buscan mantener el control sobre el género femenino, pues la mayoría de programas dirigidos a nosotras no nos da ningún aporte en la búsqueda y lucha por la equidad entre géneros, sino todo lo contrario. “No hay mujer que no resulte sospechosa de mala conducta. Según los boleros, son todas ingratas; según los tangos, son todas putas (menos mamá)” Y en los países latinos, una de cada tres mujeres casadas recibe palizas, como parte de la rutina conyugal, como parte de lo que ha hecho o podría hacer. En los Estados Unidos, se viola a una mujer cada seis minutos; en México, una cada nueve minutos.
“En el mundo de hoy, nacer niña es un riesgo” anuncia la directora de la UNICEF, denunciando la violencia y la discriminación que la mujer padece, desde la infancia, a pesar de la conquista de movimientos feministas en todo el mundo, donde de cada diez pobres, siete son mujeres; y una de cada cien mujeres es propietaria de algo.La respuesta institucional refuerza el rol de víctima y promueve soluciones individuales, penales y policiales. Si la violencia machista es estructural, la respuesta debe ser social, colectiva, revirtiendo las relaciones de poder. Por lo que son necesarios cambios sociales y culturales profundos y una acción colectiva para derribar las violencias más invisibles.
Como consecuencia de todo esto muchas mujeres en el campo, en la maquila, en la cocina, en la casa, en las escuelas, en México y en el mundo continúan luchando y recordando el 8 de marzo, no como un fecha conmemorativa para regalar licuadoras o lavadoras a las mujeres, sino como un recordatorio de lo que hace 152 sucedió y no debe volver a suceder, así como de lo que hoy sucede y no debe seguir sucediendo.
No queremos que la violencia machista sirva para privarnos de las calles, de los parques, de la noche; no queremos estar a las 11 en casa, ni tener miedo en casa.

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