31 de octubre de 2008

Día de Muertos. Obra maestra del patrimonio oral e intanguible de la humanidad

Por: Verónica Carrillo
El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico para honrar a los difuntos. Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha, nahuatl y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se han realizado en estas civilizaciones, por lo menos, desde hace tres mil años.

El festival que se convirtió en el Día de Muertos era conmemorado en el noveno mes del calendario solar mexica, que corresponde al inicio de agosto (del calendario gregoriano), y era celebrado durante un mes completo.

Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.

Para los antiguos mexicanos, la Muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar. Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.

A la llegada de los españoles a América en el siglo XVI, la festividad da un giro.

Por su parte, lo españoles se aterraron por las prácticas, y en su intento de convertir al catolicismo a los nativos del nuevo mundo, hicieron coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el Día de Muertos. Los españoles combinaron sus costumbres con el festival mexicano, creándose un sincretismo religioso, que da lugar al actual Día de Muertos. Día reconocido y respetado por propios y extraños.

El Día de Todos Los Santos es una solemnidad cristiana instituida en honor de Todos los Santos, conocidos y desconocidos que, según el papa Urbano IV, pretende compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.

En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después de Pentecostés; aunque también la celebran las Iglesias Anglicana y Luterana. En ella se venera a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. Por tradición es un día feriado no laborable.

En ceremonia llevada a cabo en París, Francia, el 7 de noviembre de 2003 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidos para la para la Educación, la Ciencia y la Cultura) distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. La distinción la otorga la UNESCO por considerar que esta festividad es:
"...una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país."

En el documento de declaratoria se destaca: "Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y ontribuye a la afirmación de la identidad..."

Además: "...aunque la tradición no está formalmente amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial."

Por eso, lo que opinen los representantes de las diferentes iglesias que cohabitan en el país no deben externar opiniones en ofensa a manifestaciones culturales que nada tienen que ver con al fe y las creencias meramente religiosas,

Lo verdaderamente importante de esta celebración es la veneración a los ancestros que nos han legado tradiciones, cultura, historia, experiencias, identidad que logra que nos conformemos como pueblo. Es recordar de donde venimos y hacia donde vamos. Es recordar los ciclos de la vida misma, por eso los altares se llenan de colores y comida fresca, recien hecha y flores y frutos recien cortados.

Ahora, aclaremos la verdadera trascendencia de estas fiestas. Es una costumbre reconocida y premiada internacionalmente. Ha sido seleccionada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad y ello nos compromete a mantenerla viva y debemos sentirnos orgullosos de formar parte de esta energía positiva. Se enseña en las escuelas como parte de ese compromiso que se adquiere al recibir dicho reconocimiento, porque es cultura y es arte y es una buena forma de poner los pies sobre la tierra.

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