
Por: Beatriz Mora
Las coronas de flores de papel parafinado elaboradas a mano es una tradición que lamentablemente se está perdiendo, pues ahora en el mercado se venden muchas flores de plástico u otros materiales, sin embargo, hoy presentamos el testimonio de doña Graciela Aguilar, mejor conocida como doña “Gache”, quien nos comenta su experiencia de 60 años en este tradicional oficio.
“Me dedico a hacer flores de papel desde hace 60 años. Empecé cuando tenía 15 años, actualmente tengo 75 años. Todo empezó porque me gustaba ver las flores que hacía mi familia de tela y papel, fue así como empecé a copiarlas, en realidad nadie me enseñó.
Comencé haciendo coronas, me las vendía una tía que tenía un puesto en Coatepec, después a la gente le gustó mi trabajo y me empezó a comprar. También hacia ramitos para las velas de primera comunión, se las entregaba a Valdivia Chimal para que las vendiera. En alguna época hice flores de tela de terciopelo para quinceañeras.
Ocupo tijeras, un apocador para hacer las mosquetas, gardenias, camelias; ahora ya casi no las hago porque cuestan mucho trabajo y no los pagan como antes. También utilizo papel, crepe, alambre, mecate para hacer las “semillas” y resistol. Antes se usaba el engrudo de harina y con mucho limón, luego la goma arábica y por último el resistol.
Una corona lleva flores surtidas, una vez teniéndolas se arma muy fácil la corona. Es fácil aprender, sólo se necesita imaginación. Además de coronas, hago ramos, cruces para novenarios, arcos para adornar imágenes de santos, y lo que se me ocurra.
Una corona la armo en media hora, ya teniendo toda la flor. Todo el tiempo estoy haciendo flores, siempre tengo. Además hay personas que me ayudan desde hace varios años a cortar la flor, se llevan 10 ó 20 pliegos de papel, así es más fácil armarlas.
En la temporada que más vendo es en Todos Santos, el 10 de mayo, el día del padre, casi todo el año tengo trabajo.
Tengo dos clientas en Xalapa, que me compran todo el año, otro en Veracruz y en Tuzamapan, también de Coatepec y Teocelo. Se las vendo por mayoreo y ellos las revenden. Los precios van desde los 40 pesos, dependiendo del tamaño.
Algunas de las personas que se dedicaron al oficio en años anteriores fueron: la familia Hernández; María Alemán, que me hizo mi ramo cuando me case y quedó muy bonito; la familia Vásquez, por cierto, a Amparito le ayudaba a pegar flores; doña Elena de 5 de mayo y doña Concepción Xotlán, también unas personas apellidadas Marín. Más recientemente Luchi Sánchez, Luisa Chocuis, y una chica que aprendió conmigo, llamada Lorena. Le he enseñado el oficio a varias muchachas. Es muy fácil aprender.
Me ha pasado que antes unas señoras me compraban flores y ahora que ya fallecieron sus hijos me compran para llevárselas a sus tumbas.
Me gusta mucho mi oficio, estoy agradecida porque me ha ayudado a salir adelante. Me siento mal cuando estoy sentada sin hacer nada, tengo que estar forrando alambre o haciendo flores. Antes usaba pinzas, ahora ya sólo uso los dedos, ya tengo “callo”.
Doña Graciela también elabora dulces tradicionales. Su papá los hacia, por ejemplo, calabaza cubierta, higo, cocada, chilacallote, tejocote. Además viste a los niños Dios.
Le agradecemos a doña Gache la entrevista y la reconocemos como un personaje popular de Teocelo. La puede localizar en Independencia Poniente No. 86.
“Me dedico a hacer flores de papel desde hace 60 años. Empecé cuando tenía 15 años, actualmente tengo 75 años. Todo empezó porque me gustaba ver las flores que hacía mi familia de tela y papel, fue así como empecé a copiarlas, en realidad nadie me enseñó.
Comencé haciendo coronas, me las vendía una tía que tenía un puesto en Coatepec, después a la gente le gustó mi trabajo y me empezó a comprar. También hacia ramitos para las velas de primera comunión, se las entregaba a Valdivia Chimal para que las vendiera. En alguna época hice flores de tela de terciopelo para quinceañeras.
Ocupo tijeras, un apocador para hacer las mosquetas, gardenias, camelias; ahora ya casi no las hago porque cuestan mucho trabajo y no los pagan como antes. También utilizo papel, crepe, alambre, mecate para hacer las “semillas” y resistol. Antes se usaba el engrudo de harina y con mucho limón, luego la goma arábica y por último el resistol.
Una corona lleva flores surtidas, una vez teniéndolas se arma muy fácil la corona. Es fácil aprender, sólo se necesita imaginación. Además de coronas, hago ramos, cruces para novenarios, arcos para adornar imágenes de santos, y lo que se me ocurra.
Una corona la armo en media hora, ya teniendo toda la flor. Todo el tiempo estoy haciendo flores, siempre tengo. Además hay personas que me ayudan desde hace varios años a cortar la flor, se llevan 10 ó 20 pliegos de papel, así es más fácil armarlas.
En la temporada que más vendo es en Todos Santos, el 10 de mayo, el día del padre, casi todo el año tengo trabajo.
Tengo dos clientas en Xalapa, que me compran todo el año, otro en Veracruz y en Tuzamapan, también de Coatepec y Teocelo. Se las vendo por mayoreo y ellos las revenden. Los precios van desde los 40 pesos, dependiendo del tamaño.
Algunas de las personas que se dedicaron al oficio en años anteriores fueron: la familia Hernández; María Alemán, que me hizo mi ramo cuando me case y quedó muy bonito; la familia Vásquez, por cierto, a Amparito le ayudaba a pegar flores; doña Elena de 5 de mayo y doña Concepción Xotlán, también unas personas apellidadas Marín. Más recientemente Luchi Sánchez, Luisa Chocuis, y una chica que aprendió conmigo, llamada Lorena. Le he enseñado el oficio a varias muchachas. Es muy fácil aprender.
Me ha pasado que antes unas señoras me compraban flores y ahora que ya fallecieron sus hijos me compran para llevárselas a sus tumbas.
Me gusta mucho mi oficio, estoy agradecida porque me ha ayudado a salir adelante. Me siento mal cuando estoy sentada sin hacer nada, tengo que estar forrando alambre o haciendo flores. Antes usaba pinzas, ahora ya sólo uso los dedos, ya tengo “callo”.
Doña Graciela también elabora dulces tradicionales. Su papá los hacia, por ejemplo, calabaza cubierta, higo, cocada, chilacallote, tejocote. Además viste a los niños Dios.
Le agradecemos a doña Gache la entrevista y la reconocemos como un personaje popular de Teocelo. La puede localizar en Independencia Poniente No. 86.
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