
Por: Enrique Piedra
Nuestro sector rural agrícola campesino de México nos muestra como resultado que cumplió con sus funciones, fue un gran soporte para el inicio de la gran industria como proveedor de materias primas y de igual modo para la urbanización en el país. Sin embargo el control actual de la industria trasnacional de Monsanto, Cargill entre otras y la privada como maseca y minsa bajo el modelo neoliberal, la reforma al artículo 27 constitucional que garantiza la posibilidad de compra de tierras ejidales, las inmobiliarias que acaparan estas tierras a bajo costo, el retiro del estado al desmantelar las instituciones de apoyo al campo ( Pronase, Fertimex, Conasupo, INMECAFE, entre otras). La desigualdad de nuestro país en el TLCAN, ha sumido a nuestro campo en una profunda y compleja crisis, las comunidades rurales son las más pobres y marginadas, pues hay deterioro de recursos naturales y un constante crecimiento de la migración hacia las ciudades o al vecino país del norte, esto como consecuencia de la pérdida económica en las actividades agrícolas , que a su vez produce la desintegración de la estructura comunitaria.
La apertura de importaciones de acuerdo con el TLCAN tienen perspectivas sombrías para el campo mexicano, sobre todo para los medianos y pequeños productores.
EL PROBLEMA
La introducción indiscriminada de maíz amarillo (transgénico) que proviene de Estados Unidos se vende a través de las empresas Maseca y Minsa, esto a pesar de que en su slogan se escribe la leyenda “Maiz 100% mexicano”, ante esto los productores tratan de enfrentar los nuevos retos de la globalización y mundialización de capitales, que no solo tratan de explotarlos sino también de excluirlos, con el único fin de seguir concentrando riqueza y poder.
La agricultura industrializada constituye una fuente importante de problemas ambientales, pues la armonía entre sistemas naturales y culturales que había existido durante siglos se ha roto y el deterioro de la naturaleza es evidente.
La introducción de técnicas orientadas al retorno rápido del capital (generación de ganancias a corto plazo) produce residuos tóxicos en alimentos, contaminación de aguas, salinización por sobre explotación de acuíferos, extinción de especies y destrucción de ecosistemas diversos.
El objetivo industrializador de nuestros ecosistemas, implica la desaparición de aquellas culturas rurales y campesinas que manejan unidades productivas y ecológicas.
En el mundo, América Latina y México surgen organizaciones, redes indígenas y campesinas, de consumidores, centros de investigación, organizaciones no gubernamentales que buscan el camino diferente para lograr un desarrollo del campo y las familias campesinas.
Las alternativas a la crisis agrícola continúan y existen experiencias viables y estrategias de desarrollo rural alternativo que permitan rescatar nuestro campo.
El desarrollo rural sustentable se logra con la participación y movilización de diversos actores sociales locales y se orienta hacia la autogestión y el control de procesos de desarrollo por parte de las comunidades.
La apertura de importaciones de acuerdo con el TLCAN tienen perspectivas sombrías para el campo mexicano, sobre todo para los medianos y pequeños productores.
EL PROBLEMA
La introducción indiscriminada de maíz amarillo (transgénico) que proviene de Estados Unidos se vende a través de las empresas Maseca y Minsa, esto a pesar de que en su slogan se escribe la leyenda “Maiz 100% mexicano”, ante esto los productores tratan de enfrentar los nuevos retos de la globalización y mundialización de capitales, que no solo tratan de explotarlos sino también de excluirlos, con el único fin de seguir concentrando riqueza y poder.
La agricultura industrializada constituye una fuente importante de problemas ambientales, pues la armonía entre sistemas naturales y culturales que había existido durante siglos se ha roto y el deterioro de la naturaleza es evidente.
La introducción de técnicas orientadas al retorno rápido del capital (generación de ganancias a corto plazo) produce residuos tóxicos en alimentos, contaminación de aguas, salinización por sobre explotación de acuíferos, extinción de especies y destrucción de ecosistemas diversos.
El objetivo industrializador de nuestros ecosistemas, implica la desaparición de aquellas culturas rurales y campesinas que manejan unidades productivas y ecológicas.
En el mundo, América Latina y México surgen organizaciones, redes indígenas y campesinas, de consumidores, centros de investigación, organizaciones no gubernamentales que buscan el camino diferente para lograr un desarrollo del campo y las familias campesinas.
Las alternativas a la crisis agrícola continúan y existen experiencias viables y estrategias de desarrollo rural alternativo que permitan rescatar nuestro campo.
El desarrollo rural sustentable se logra con la participación y movilización de diversos actores sociales locales y se orienta hacia la autogestión y el control de procesos de desarrollo por parte de las comunidades.
Son estos recursos humanos, de conocimientos, cultura y organización los elementos claves en la estrategia de desarrollo.
Grupos y asociaciones de individuos de la sociedad civil se están organizando de manera autónoma y voluntaria, con el objetivo de defender sus derechos, valores e identidad, así como ejercer control y fiscalización en el accionar de las autoridades.
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