Por: Enrique Piedra
La producción de café que se presentó en la región fue muy baja, como consecuencia la cosecha muy corta y muy localizada (manchones). La maduración no fue uniforme y el precio, aunque mejor que el año pasado, debido a su variación no se lograron cubrir los gastos de manejo de cafetal y por lo mismo el productor no obtuvo ganancias.
El precio en la cuenca cafetalera central alta (Coatepec, Xico, Teocelo y Cosautlán) fue variable: entre $ 4.30 y $ 5.55 el kilo en cereza.
De unos 26 años atrás era normal la presencia de días nubosos y una pertinaz llovizna conocida como “chipi-chipi” causada por los llamados “nortes” que al chocar en las laderas altas de la Sierra de Chiconquiaco (Barlovento), y Cofre de Perote de la Sierra Madre Oriental, beneficiaban a la región.
Actualmente presenciamos un gran cambio climático y en este ciclo que fue muy caluroso, se presentó una temporada de seca y algunas noches frías. También tenemos presente fincas de avanzada edad, nulo manejo agronómico -no selección de café para plantación (viveros) y corte (cosecha)-, así como regresión tecnológica.
Muchas fincas cafetaleras se encuentran abandonadas, otras se tumbaron para siembra de caña de azúcar y otras desaparecen para dar paso a planchas de cemento con la urbanización (caso Coatepec, Teocelo) ocasionando fuerte migración.
Se conjunta una desorganización de productores y un control de acaparamiento y comercialización del aromático por trasnacionales.
La organización de los productores es necesaria para llevar a cabo un manejo integral regional de la cafeticultura, lo que facilitaría la incursión a mercados alternativos o certificados de origen. Esto sería un aliciente para afrontar la crisis por la que atraviesa nuestra cafeticultura.
(16 de febrero de 2008)
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