Por:Eduardo Cervantes
La mala alimentación es uno de los problemas más serios que afectan a nuestra población, especialmente a los niños en edad pre-escolar.
La desnutrición en esta etapa del crecimiento, disminuye severamente las defensas del organismo y limita su desarrollo de por vida. El desarrollo corporal e intelectual, la capacidad de defensa contra enfermedades y la sensación general de bienestar que tienen las personas, suelen verse afectadas por el tipo de alimentos y los hábitos de consumo. Por ello se dice que “la desnutrición es el principal freno para el progreso humano”.
La leche es la mejor fuente natural de nutrimentos, mejor que cualquier otro alimento conocido por el hombre. Después de la leche materna, la leche entera de vaca es una de las más completas en nutrientes. Sin embargo, la publicidad y la mercadotecnia, han creado una imagen negativa sobre la leche natural, sugiriendo que es mejor comprar la leche envasada que ellos venden, porque contiene menos grasa, es light o viene adicionada con fibra o saborizante. Nos venden pues, la idea engañosa de que con sólo consumir leche de cartón, adelgazaremos y tendremos una figura envidiable.
La grasa de la leche, a menudo ha sido asociada con la obesidad o enfermedades y padecimientos del corazón. Sin embargo, se ha comprobado médicamente, que estas enfermedades están relacionadas con un conjunto de factores, como la falta de actividad física, el consumo excesivo de alimentos procesados (conservadores y colorantes artificiales) y la azúcar refinada ¿Le suena familiar?
La leche entera por sí sola no daña nuestra salud. Deberíamos pensar que han sido muchas las familias que han criado a sus niños (as) con leche recién ordeñada y no son los más enfermizos, ni los más obesos. El problema está en el estilo de vida que llevamos.
Desafortunadamente, la mayor parte de las amas de casa cree que el organismo de los niños es intolerante a la leche entera y prefieren consumir leche “rebajada” con agua. Con ello están rebajando también la calidad nutricional de su alimentación.
La calidad de la leche también puede verse afectada por una serie de contaminantes que representan un riesgo para nuestra salud.
La leche puede venir contaminada con: Microbios, si la ordeña o el transporte se realizaron de manera poco higiénica, o si los animales están enfermos (mastitis, brucelosis, etc). Antibióticos, si la leche que está por consumir, proviene de vacas que han estado recientemente bajo tratamiento veterinario. Los antibióticos pueden afectar tu flora intestinal y la absorción de vitaminas. Residuos de plaguicidas, si el alimento, el agua o los animales han estado expuestos a venenos químicos.
¿Y tú tomas leche o fórmula láctea?
La mayor parte de los consumidores compra como “leche”, lo que en realidad son fórmulas lácteas. Las fórmulas son alimentos “fabricados” a partir de componentes de la leche. Estas fórmulas son mucho menos nutritivas y suelen ser más “caras” que la leche de vaca. Los fabricantes, a menudo usan etiquetas engañosas que confunden al consumidor, haciéndoles suponer que se trata de leche de verdad.
Si acostumbras a comprar “leche de caja” ¿Te has preguntado si es leche o fórmula?, ¿Sabes de dónde proviene y cuándo fue ordeñada?, ¿Con qué se alimentan esas vacas?, ¿Sabes si les aplicaron hormonas de crecimiento-engorda o algún antibiótico recientemente?, ¿A quién beneficias con tu compra?
¡No permitas que te engañen! Mejor consume local, consume en forma responsable y ayuda a la economía de tu región. Exige que tu lechero te entregue un producto de calidad.
(16 de febrero de 2008)
No hay comentarios:
Publicar un comentario