El obispo rebelde de Saltillo, Coahuila, se ha convertido en el principal promotor de una iniciativa ciudadana que tiene como propósito dar los primeros pasos para re-fundar a México, partiendo de la idea de que “a grandes males, grandes remedios”.
Siguiendo los pasos del cura José María Morelos y Pavón y del obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Samuel Ruiz García, Raúl Vera López viene escuchando con atención y sensibilidad a diversos actores políticos, académicos, organizaciones civiles y compañeros de su propia iglesia, como el padre Alejandro Solalinde, que analizando la realidad nacional han llegado a la conclusión de que todas las instituciones del Estado Mexicano ya tocaron fondo y se requiere un plan de rescate por la vía pacífica.
En la línea del tiempo, abonan a esa propuesta de re-fundar nuestra Nación, el alzamiento armado de los zapatistas en Chiapas en 1994 y la catarsis nacional que provocó la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, en septiembre pasado, dos de muchos otros sucesos que han puesto al descubierto la corrupción, indolencia e impunidad de los tres niveles de gobierno, de los tres poderes la Unión y de los tres principales partidos PRI, PAN y PRD.
El obispo Vera sostiene que ese largo camino de la refundación no será fácil, pero es la vía menos dolorosa para revertir los efectos de un modelo económico que se ha impuesto desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari hasta el régimen de Enrique Peña Nieto, por lo que el punto de partida será el próximo 5 de Febrero, fecha en que se recuerda la promulgación de las Constituciones de 1857 y 1917.
Las fases del proceso son: redactar una nueva Constitución, renovar las instancias legislativas federales y locales e instalar un nuevo Congreso, que apruebe un nuevo orden constitucional, en el que, entre muchas otras cosas, se legitimen formas de democracia participativa, como el plebiscito, el referéndum, la consulta popular y la revocación del mandato.
Por lo pronto los partidos políticos están excluidos de esta cruzada nacional, que buscará propuestas de orden social, económico, político, fiscal, judicial, ambiental y hasta militar, que dignifique el servicio público y finque un nuevo rumbo para México, partiendo de la idea del interés público; ajeno a las cúpulas y a las jerarquías, pero sobre todo marcando distancia ante los enemigos del Pueblo.
No se ve aún la respuesta y el destino que esta iniciativa tendrá en el México profundo, pues ahora que vemos con claridad que los gobiernos se han asociado al crimen organizado, el tejido social muestra el miedo de la gente a flor de piel y en esas circunstancias no será fácil construir y remar contracorriente, pero no hay otro camino.
De cara a un nuevo proceso electoral, para elegir a 500 nuevos diputados federales, la gente tampoco sabe aún si va a votar, se va a abstener o irá a las casillas para anular la papeleta. Lo sabremos pronto.
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