LAS MUJERES COMO “BOTÍN DE GUERRA” EN LA REPRESIÓN DE LOS
MOVIMIENTOS SOCIALES
Beatriz Mora
El día 04 de Mayo de 2006, las fuerzas coordinadas de la Policía Federal y de la Policía Municipal ejercieron un “castigo ejemplar” a las y los pobladores de San Salvador Atenco y activistas de la “otra” campaña, quienes años antes habían defendido ejemplarmente sus tierras de la construcción del aeropuerto de Texcoco, como parte del Plan Puebla Panamá, situación que haría que el gobierno expropiara sus tierras para la inversión extranjera. Posteriormente, Enrique Peña Nieto, entonces Gobernador del Estado de México, se congratuló en informativos nacionales por haber ejercido la ley y restablecimiento el orden ante el movimiento de las y los habitantes de San Salvador Atenco.
Enrique Peña Nieto, informó en el noticiero estelar de Televisa que en este operativo hubo “saldo blanco”, minimizando el asesinato de los jóvenes Javier Santiago y de Alexis Benhumea, así como el cumulo de agresiones y la represión que ejercieron los policías contra hombres y mujeres que participaron en el movimiento del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra [FPDT] de Atenco y activistas del Estado de México. A una decena de mujeres además, las violaron.
Sobre las violaciones a las mujeres que participaron en este movimiento, hay varios elementos que mencionar:
• Las mujeres fueron “botines de guerra”, utilizaron su cuerpo y su intimidad para torturarlas. Esto no sólo afecta a las mujeres, sino a sus compañeros de lucha y a sus familiares.
• Las autoridades negaron los hechos, diciendo que si estas mujeres hubieran sido violadas “no lo andarían diciendo”. Pues esto es lo que se pretende con las violaciones, tocar las fibras más sensibles de las mujeres para que no mencionen lo sucedido.
• Cuando a las mujeres las estaban torturando sexualmente, les decían que ellas se lo buscaron por andar de “revoltosas”, en lugar de quedarse en sus casas. Esto se decía con el fin de que se sintieran culpables.
• El mensaje por parte del Estado era claro para el resto de las mujeres: no pueden participar en movimientos sociales, pues les pasaría lo mismo que a las compañeras de Atenco.
Paradójicamente, por más de dos años y medio, muchas de estas mujeres que fueron agredidas sexualmente, estuvieron encarceladas; y los policías violadores, estuvieron en servicio y eran pagados por el Estado.
Este “castigo ejemplar”, responde a las viejas prácticas de represión que históricamente ha utilizado el Partido Revolucionario Institucional. El mismo PRI que virtualmente regresará a Gobernar nuestro País.
Las violaciones y agresiones, sufridas por las mujeres y activistas jamás fueron castigadas… Estas mujeres, a su manera, individual y también colectivamente han ido recuperando sus emociones, trabajos y vidas, muchas de ellas levantaron la voz, visibilizaron estos agravios y denunciaron. En este momento, el caso de Atenco y Enrique Peña Nieto están siendo juzgados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El estado mexicano, no sólo no ha garantizado el cumplimiento de los derechos humanos de todos y todas; sino que ha utilizado las diversas instancias jurídicas para gozar de impunidad.
Atenco no se ha olvidado para muchos sectores de la sociedad civil y retoma vigencia por los antecedentes negativos de esta “nueva” etapa política del PRI en el Gobierno Federal y de cómo Enrique Peña Nieto podría gobernar nuestro país.
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