La irrupción de los jóvenes en la vida política nacional a un mes de las elecciones presidenciales, podría poner a México en la antesala de un cambio de rumbo para los próximos 25 años.
Empoderados por el uso de las llamadas redes sociales, miles de ellos comenzaron a salir a las calles, para alzar su voz y protestar por las actitudes, omisiones o excesos de la clase política y los medios de comunicación.
Aunque el movimiento –denominado #Yo soy 132- surge en la Universidad Iberoamericana, se ha extendido a prácticamente todo el país, en respuesta al neo-autoritarismo con que respondieron Peña Nieto y sus coordinadores, cuando un grupo de esa universidad privada se manifestó en su contra, al visitar el recinto jesuita.
Identifican los estudiantes que los medios de comunicación, especialmente Televisa y TV Azteca, han querido imponer –mediáticamente hablando-, a un candidato que no conecta con los grandes problemas nacionales, ya que demuestra ignorancia plena o impreparación para tan alto cargo.
Además, el regreso del PRI a Los Pinos no es bien visto por el grueso de los sociedad mexicana, que ya conoce de sus mañas y estilos de gobernar, pero sobre todo para el cambio generacional que representan esos 20 millones de jóvenes.
Todavía es demasiado pronto para saber si esta “Primavera Mexicana” o “Revolución de Mayo” va a trascender las elecciones del 1ro de julio, si se va a diluir en el resultado de las elecciones o si se convertirá en un auténtico Movimiento Nacional Estudiantil que se instale como nuevo interlocutor del nuevo gobierno, independientemente de quien vaya a ganar la silla presidencial.
Como en el 68, no será fácil el diálogo entre los diversos actores y sectores de la sociedad mexicana y esta nueva generación, tan llena de indignación y de talento, pero todo parece indicar que estamos en el inicio de las nuevas transformaciones, como lo visualizaron los mayas en su época.
Si esas profecías se cumplen, el 2012 marcaría el comienzo de una nueva etapa, precisamente cuando nuestro país ya tocó fondo y urge la refundación de todas nuestras instituciones, empezando por los partidos, los gobiernos y los medios de comunicación.
Los síntomas del cambio que viene son: el hartazgo de millones de compatriotas por la pobreza extrema, el desempleo, la corrupción, la impunidad y los agravios por la delincuencia e inseguridad, que se traducen en ese clamor popular que ahora sienten y expresan también, sin miedo, los jóvenes de todo el país : ¡todos somos 132 y también estamos hasta la madre¡
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