17 de agosto de 2010

LA SARTÉN POR EL MANGO

GANADERÍA: UNA AMENAZA PARA EL MEDIO AMBIENTE

El incremento de la producción animal conlleva efectos negativos para el medio ambiente si no se adoptan medidas que intenten hacer sustentables los recursos naturales.
El sector ganadero puede llegar a generar más gases de efecto invernadero que el sector del transporte. Así de claro lo deja el informe La Larga Sombra de la Ganadería, presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2006, que reconoce además, que se trata de una de las prácticas más estrechamente relacionadas con la degradación del suelo y del recurso agua; problemas que, de no adoptar nuevas alternativas de uso, continuarán en aumento. Los datos de la FAO muestran que una mayor “prosperidad y el ascenso de valores occidentales” en todo el mundo, lleva a consumir más productos cárnicos y más lácteos que nunca en la historia.
La demanda de productos alimentarios procedentes de la ganadería crece año tras año. Este incremento podría llegar a duplicarse en los próximos 20 años, con la consecuente necesidad de aumentar la producción animal.
La producción mundial de carne se estima en unos 229 millones de toneladas. De seguir el ritmo de consumo actual, esta cifra se verá duplicada a 465 millones de toneladas en 2050, mientras que los lácteos subirán desde los 580 a las 1,043 millones de toneladas en el mismo lapso.
Actualmente, el ganado productor de carne y leche supone ya el 20% de toda la biomasa animal terrestre que, unido a la presencia de hatos ganaderos en grandes extensiones de tierra y la demanda de cultivos forrajeros, también contribuye a la pérdida de biodiversidad. Según un estudio sobre 24 tipos de ecosistemas, 15 de ellos se encuentran amenazados por esta causa.
Estas exigencias tienen también un elevado costo para el medio ambiente, ya que los expertos calculan que el ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen efecto invernadero.
La crianza de ganado actualmente ocupa un 30% de la superficie del planeta, que representa los pastizales, pero también incluye un 33% de la superficie cultivable, que se utiliza sólo para producir el grano que alimentará directamente al ganado -e indirectamente a los seres humanos. En algunos de los territorios de mayor biodiversidad del planeta (como la cuenca del Amazonas), se está transformando la selva en terrenos cultivables, por lo que la crianza de ganado provoca deforestación. Sólo en el Amazonas, un 70% del terreno se ha transformado en pastizales.
Conforme a la FAO, “el ganado es uno de los principales responsables de los graves problemas medioambientales actuales” y deben adoptarse medidas “urgentes para hacer frente a esta situación”.
En La Larga Sombra de la Ganadería se describe que las emisiones por uso de suelo y cultivos forrajeros, con los que el sector ganadero produce un 9% del CO2 derivado de las actividades humanas, además, genera un porcentaje mucho mayor de otros gases de efecto invernadero: 65% de óxido nitroso, un 37% de toda la producción de gas metano, y un 64% de amoníaco, que contribuye a la acidificación de la lluvia. Todos estos gases son producto del estiércol, los desechos y los gases intestinales de los animales.
Agua, biodiversidad y cultivos para alimentación humana son algunos de los más perjudicados de estos cambios. En el caso de los recursos hídricos, los efectos de la ganadería limitan el suministro de agua, especialmente si se tiene en cuenta que se utiliza el 8% del agua que consume el ser humano, sobre todo a través del riego de los cultivos. Según el informe de la FAO, el sector ganadero es el principal productor de contaminantes del agua, que proceden sobre todo de restos de animales, antibióticos, hormonas, fertilizantes y plaguicidas. Datos estadounidenses sugieren que en EEUU el ganado consume el 37% de los plaguicidas, el 50% de los antibióticos y produce una tercer parte del nitrógeno y el fósforo que contaminan el agua.

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