En
el 2014 los ciudadanos tenemos que perder el miedo y hacer a un lado la
pena para enfrentar los problemas que amenazan la seguridad de
nuestras comunidades y el bienestar de nuestras familias, en vista de
que el gobierno ya no da soluciones sino problemas que nos agravian a
todos a diario.
En el plano nacional ya quedó claro que las
reformas de Enrique Peña Nieto van a traer consecuencias irreversibles
para la soberanía nacional, la economía, la educación y las
telecomunicaciones, en el corto, mediano y largo plazo.
Preocupa
y debe ser motivo de un análisis profundo, la intención que tiene el
gobierno federal de incrementar el gasto para armamento, contratación
y adiestramiento de policías, soldados y marinos, no para enfrentar a
la delincuencia organizada, sino para contener o reprimir a los
movimientos sociales que están surgiendo en todas partes, en oposición a
las acciones, omisiones y decisiones que están tomando el presidente
de la república y los legisladores de todos los partidos.
No
se necesita ser experto ni tener bola de cristal para llegar a la
conclusión de que este será un año de mayores conflictos sociales, una
narcoviolencia fuera de control e ingobernabilidad en estados como
Michoacán.
No es todo, pues falta saber qué viene en
2014 una vez que suba de tono la exigencia de diversos actores y
sectores de la sociedad mexicana de pedir la renuncia de Peña Nieto, al
advertir que este gobierno entrega a los grandes empresarios nacionales
y extranjeros, nuestros recursos naturales y energéticos, agravia y
anula los derechos de millones de trabajadores y pretende implantar un
modelo educativo que produzca ciudadanos ciegos, sordos y mudos, aptos
únicamente para producirle riqueza a sus patrones.
Mientras
tanto, en estados como Veracruz seguimos padeciendo la dictadura de una
clase política mediocre pero que ejerce aún control férreo por medio
del uso de la fuerza pública, los medios de comunicación, líderes
sindicales y hasta jerarcas de la iglesia católica.
El
PRI-Gobierno en Veracruz cuenta además con un poder legislativo que se
arrodilla a un gobernador sin experiencia política pero al que le
funciona la aplanadora de su partido para que le aprueben cualquier
iniciativa, aunque se lesione el interés público.
Después
de sus primeros tres años de gobierno, quedó claro que Javier Duarte
no iba a morder la mano que le dio de comer, por lo que se descarta una
investigación seria y un castigo ejemplar al ex gobernador Fidel
Herrera Beltrán y más cercanos colaboradores. Más que un relevo
generacional viene más de lo mismo.
Y aunque sea
demasiado pronto para opinar sobre lo que viene en 2014 en los gobiernos
municipales, sus dos primeras semanas ya arrojan datos contundentes:
heredan obras inconclusas o mal hechas, deudas, irregularidades en el
manejo del dinero y omisiones graves, que no van a querer investigar,
denunciar o pedir que se castiguen, como ha sido cada tres años.
Exceso
de personal , altísimos sueldos, nóminas marca Chedraui (la familia
está de acuerdo), el regreso de mañosos servidores públicos y la
contratación de personas que no son del municipio, causan ya las primera
protestas y el desencanto de quienes votaron el 7 de julio para que las
cosas cambiaran.
No faltan, desde luego, las
escaramuzas políticas por rivalidades personales o entre partidos o
el interés de grupos por chantajear a las nuevas autoridades, para
buscar acomodo o recursos, lo que confunde y desanima aún más a una
ciudadanía que quiere resultados ya, de sus alcaldes, síndicos y
regidores.
Causas, pretextos y justificaciones habrá
muchos por parte de los nuevos ediles para no dar resultados
inmediatos, pero que se acuerden que en campaña ofrecieron hasta barrer
las calles o bajarse el sueldo a la mitad, con tal de ganar la elección.
Saben, además, que ellos no son reyes, ni magos, ni patrones, sino
empleados de un pueblo que los estará vigilando.
Así
que para revertir lo que en lo municipal, estatal y nacional se presenta
como amenaza o como agravio al interés de la ciudadanía, hace falta
dejar de ser cómodos espectadores de los acontecimientos, para
convertirnos en auténticos fiscalizadores del quehacer público,
mediante la creación de consejos ciudadanos independientes al gobierno y
a los partidos, para que se haga contrapeso a la ineficiencia, la
corrupción, el autoritarismo y la impunidad de los servidores públicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario