2 de febrero de 2014

LO QUE VIENE EN 2014

En el 2014 los ciudadanos tenemos que perder el miedo y hacer a un lado la pena para enfrentar los problemas que amenazan  la seguridad de nuestras comunidades y el bienestar de nuestras familias, en vista de que el gobierno ya no da soluciones sino problemas que nos agravian a  todos a diario.
En el plano nacional ya quedó claro que las reformas de Enrique Peña Nieto van a traer consecuencias irreversibles para la soberanía nacional, la economía, la educación y las telecomunicaciones, en el corto, mediano y largo plazo.

Preocupa y debe ser motivo de un análisis profundo, la intención que tiene el gobierno federal  de incrementar el gasto para armamento, contratación y  adiestramiento de policías, soldados y marinos, no para enfrentar a la delincuencia organizada, sino para contener o reprimir a los movimientos sociales que están surgiendo en todas partes, en oposición a las acciones, omisiones y  decisiones que están tomando el presidente de la república y los legisladores de todos los partidos.

No se necesita ser experto ni tener bola de cristal para llegar a la conclusión de que este será un año de  mayores conflictos sociales, una narcoviolencia fuera de control  e ingobernabilidad en estados como Michoacán.

No es todo, pues falta saber qué viene en 2014 una vez que suba de tono la exigencia de diversos actores y sectores de la sociedad mexicana de pedir la renuncia de Peña Nieto, al advertir que este gobierno entrega a los grandes  empresarios nacionales y extranjeros, nuestros recursos naturales y energéticos, agravia y anula los derechos de millones de trabajadores y pretende implantar un modelo educativo que produzca  ciudadanos  ciegos, sordos y mudos, aptos únicamente  para producirle riqueza a sus patrones.

Mientras tanto, en estados como Veracruz seguimos padeciendo la dictadura de una clase política mediocre pero que ejerce aún control férreo por medio del uso de la fuerza pública, los medios de comunicación, líderes sindicales y hasta jerarcas de la iglesia católica.

El PRI-Gobierno en Veracruz  cuenta además con un poder legislativo que se arrodilla a un gobernador sin experiencia política pero al que le funciona la aplanadora de su partido para que le aprueben cualquier iniciativa, aunque se lesione el interés público.

Después de sus primeros  tres años  de gobierno, quedó claro que Javier Duarte no iba a morder la mano que le dio de comer, por lo que se descarta una investigación seria  y un castigo ejemplar al ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y más cercanos colaboradores. Más que un relevo generacional viene más de lo mismo.

Y aunque sea demasiado pronto para opinar sobre lo que viene en 2014 en los gobiernos municipales, sus  dos primeras semanas ya arrojan datos contundentes: heredan obras inconclusas o mal hechas, deudas, irregularidades en el manejo del dinero y omisiones graves, que no van a querer investigar, denunciar o pedir que se castiguen, como ha sido cada tres años.

Exceso de personal , altísimos sueldos, nóminas marca Chedraui (la familia está de acuerdo), el regreso de mañosos servidores públicos y la contratación de personas que no son del municipio, causan ya las primera protestas y el desencanto de quienes votaron el 7 de julio para que las cosas cambiaran.

No faltan, desde luego, las escaramuzas políticas por  rivalidades personales o  entre partidos o  el interés de grupos  por chantajear  a las nuevas autoridades, para buscar acomodo o recursos, lo que confunde y desanima  aún más a una ciudadanía que quiere resultados ya, de sus alcaldes, síndicos y regidores.

Causas, pretextos y justificaciones  habrá muchos por parte de los nuevos ediles para no dar  resultados  inmediatos, pero que se acuerden que en campaña ofrecieron hasta barrer las calles o bajarse el sueldo a la mitad, con tal de ganar la elección. Saben, además, que ellos no son reyes, ni magos, ni patrones, sino empleados de un pueblo que los estará vigilando.

 Así que para revertir lo que en lo municipal, estatal y nacional se presenta como amenaza o como agravio al interés de la ciudadanía, hace falta dejar de ser cómodos espectadores de los acontecimientos,  para convertirnos en  auténticos fiscalizadores del quehacer público,  mediante la creación de consejos ciudadanos  independientes al gobierno y a los partidos, para que se haga contrapeso a la ineficiencia, la corrupción, el autoritarismo y la impunidad de los servidores públicos.

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