18 de julio de 2013

¿QUÉ SIGUE?


Dentro de unas horas vamos a saber quiénes van a gobernar en los municipios de la zona y quién será el diputado local por el distrito 13 con cabecera en Coatepec.

Algunos ciudadanos van a emitir su voto “por el menos peor”, otros intentarán expresarse por la vía del “voto útil” y habrá quienes acudan a sufragar emitiendo un “voto diferenciado” o sea tacharán el emblema de un partido para la elección de alcalde y otro diferente a la hora de elegir al próximo legislador. En menor escala se va a sentir el voto razonado, frente al clásico “voto duro” y el “voto de castigo”.

Salvo una o dos excepciones, las campañas no salieron de los sonsonetes y las prácticas de siempre, mostrando la pobreza de recursos, de discursos y  de propuestas; resaltando más el culto a la personalidad de los candidatos, que eludieron los dos elementos naturales de la realidad: los problemas y la gente.

Como siempre, el PRI y sus candidatos tuvieron más recursos para propaganda, equipos de campaña, medios de comunicación, gorras, playeras, láminas, cemento y demás migajas que utilizan siempre para comprar la conciencia y la  voluntad de los más pobres. Desde luego, jamás se sabrá el extraño origen, la procedencia del dinero.

El llamado “chapulinaje” ya no sólo fue de diputado a alcalde y de alcalde a diputado, sino que se multiplicó de un partido a otro, a otro y a otro, hasta quedar en la planilla, engordando así la cartera de quienes presiden la franquicia de cada partido político, pues como se sabe hubo subasta de candidaturas, siendo las más caras las del PRI.

Un pequeño ejército de aduladores, haciéndose pasar por periodistas, junto con supuestos “expertos” en diseño y ejecución de encuestas, sacaron también su tajada en este negocio de campañas y elecciones y pronto los vamos a ver ensalzando a los ganadores, para amarrar contratos durante los próximos cuatro años.

 Irremediablemente, salvo una o dos excepciones, no hay mucho de dónde escoger, entre ex alcaldes que otra vez quieren aprovechar el cargo,  las esposas de los munícipes, los improvisados y los chapulines. Nos guste o no, una de esas personas va a entrar al palacio municipal el próximo 1ro de enero de 2014.

La pregunta es: ¿qué nos toca hacer a los ciudadanos, antes, durante y después de las elecciones; antes, durante y después de ese 1er día del 2014; seguiremos lamentando el desastre, los excesos de poder, la corrupción y la impunidad de nuestras autoridades o estaremos dispuestos a dejar de ser simples espectadores –ciegos, sordos y mudos- para ponerles límites, supervisarlos y tenerlos bajo control?
Los ciudadanos ya no podemos confiar en nadie y tenemos que empezar a construir una nueva relación con nuestras autoridades más cercanas, los alcaldes, síndicos y regidores, no esperando a que nos digan qué van a hacer los próximos cuatro años, sino lo que nosotros queremos que hagan; no esperar a que nos informen cuánto van a ganar, sino que los ciudadanos, sus patrones, decidamos cuánto van a ganar; no esperar a que nos anuncien cuál será la plantilla del personal de confianza que van a contratar (secretario del ayuntamiento, tesorero, contralor, directores de área o departamento), sino qué ciudadanas y ciudadanos se merecen esos puestos, por su honestidad,  eficacia y experiencia.

Ejercer un control democrático municipal desde una ciudadanía consciente y empoderada, debe comenzar ya a la semana siguiente de la elección, no esperando a que pasen seis meses sin entablar la comunicación con quienes van a ejercer sus cargos del 1 de enero del 2014 hasta el último día de diciembre del 2017, sino empezar a abrir los espacios públicos que se necesitan para elaborar el Plan Municipal de Desarrollo, diseñar los mecanismos de evaluación de los servidores públicos, determinar la política de sueldos y compensaciones y acordar una política de comunicación social más pensada para rendirle cuentas al pueblo y  garantizarle  el acceso a la información que transparente el uso de los recursos públicos, que los clásicos boletines que le rinden culto al alcalde y a la primera dama, entre otras primeras acciones.

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