(EL VIAJE INAUGURAL DEL PIOJITO EN 1898)
José A. Vicuña
Obviamente no se contaba con un sistema ferroviario que pudo haber sido la solución para sortear nuestro destino, financieramente el gobierno emergente no podía solventar un macro proyecto de esa naturaleza; además la inestabilidad política imperante no garantizaba la inversión nacional o extranjera de posibles interesados con capacidad monetaria en el corto plazo.
Finalmente en el año de 1857 el gobierno mexicano concesiono el primer proyecto de ferrocarril de la Cd. de México hacia el Puerto de Veracruz, suspendido casi inmediatamente, cuando ni siquiera se había iniciado su construcción.
Transcurrieron años de constantes esfuerzos para que en 1860, se contara con 24 kilómetros de vías férreas. En este año y durante los siguientes 20, los inversionistas extranjeros se avocaron a todo lo relacionado con ferrocarriles. Finalmente en 1880 nuestro país contaba con 1,100 kilómetros en su totalidad. Una serie de fracasos tanto de los gobiernos federal y locales para promocionar un sistema ferroviario era algo más que obvio.
Con la llegada de Porfirio Díaz, nuevamente se promocionaron las concesiones ferroviarias para ponerlas a disposición de inversionistas foráneos. Durante la etapa de desarrollo del Porfiriato, más del 33 % de la inversión extranjera se concretó en relación a ferrocarriles; en esta etapa que la ubicamos entre 1864 y 1898 se construyeron 6,300 kilómetros.
Desafortunadamente en esos 34 años se habían presentado un sin fin de anomalías, como la incoherencia en la política de concesiones y subsidios; pero sobre todo la falta de planes adecuados que no visualizaron la uniformidad en la anchura de las vías; por lo que el Secretario de Hacienda José Ives Limantour, en 1898 presenta un proyecto sobre la política a seguirse en esta materia.
El proyecto Limantour fue aprobado y puesto en práctica entre 1869 y 1911; por lo que a partir de 1899 hasta muy cerca del derrocamiento del caudillo, se construyeron 7,110 kilómetros, para poder contar finalmente 12,280 kilómetros en total.
No podía quedar fuera de la era de la modernidad ferroviaria la pintoresca y rica Villa de Teocelo, muy cerca de Jalapa, enclavada en una comarca cafetalera y de caña de azúcar y punto im¬portante en el trayecto de la ruta entre Jalapa y Córdoba. Preci¬samente en el mes de abril de 1898 se concluía esta primera etapa de vía angosta que coincide con la presentación del proyecto Limantour. El día 30, de ese mes y año, todo se encontraba listo pues al día siguiente domingo 1ro. de mayo llegaría a esta población el presidente de México, el señor general don Porfirio Díaz, para inau¬gurar la primera etapa del ferrocarril Jalapa-Córdoba.
El Alcalde del lugar, apenas había podido conciliar el sueño la noche anterior; muy de mañana don Juan José Rebolledo caminaba de un lado a otro en la sala de la casa, repasando el discurso de bienvenida que debería pronunciar al arribo del general Díaz.
Los vecinos habían pintado el frente de sus fachadas y todos barrían las banquetas y la parte de la calle que correspondía a sus casas, de una acera a otra y sujetos de los aleros de teja roja, hilos con heno (comúnmente conocido como paxcle y utilizado en la época navideña) pendían sobre la calle de Hidalgo (actualmente independencia poniente), los poblado¬res se habían volcado durante estos últimos días a recoger heno a Chichimiguel (barranca cercana a Teocelo en la congregación de Llano Grande) y otros lugares aledaños para confeccionar sus adornos.
En el lugar donde actualmente se encuentra el Parque Munici¬pal había un gran llano y todo fue adornado con plantas de plátano roatán con racimos amarillos, donadas por los vecinos económicamente más fuertes, como don José María Sánchez, don José María, don Ramón, don Francisco y don Reyes Mercado, don Ma¬nuel Sánchez Rebolledo, entre otros; para que pudieran lucir ta-les adornos fueron plantados de manera que pareciesen naturales, alternando dichas plantas con otras de azálea de varios colores, donadas también por los vecinos, y por grandes espejos franceses prestados igualmente por los habitantes del lugar; don Francisco Mercado Morales prestó seis grandes espejos, don Ramón cuatro y otras personas también colaboraron.
El encargado de la decoración fue el señor Jesús Jaramillo, quien trabajaba como farolero (sereno), prendiendo y apagando las viejas candelas de carbón sobre las calles; además este señor fue conoci¬do también por su oficio de dulcero y de quien se decía preparaba los mejores dulces de Teocelo. Don Jesús Jaramillo es el precursor de los dulces que han hecho tradición en nuestra región, como los dulces de leche, de camote, borrachos, cocadas y biznagas entre otros.
Don Filiberto Sánchez García, el profesor de a caballo y de la jauría de perros, (mi antepasado), se encontraba iniciando sus estudios en la Escuela Normal de profesores de Jalapa; mi tío bisabuelo había preparado un discurso que no llegaría a pronunciar a causa de un mal estomacal ocasionado posiblemen¬te por la emoción de estar al día siguiente frente al Presidente y ese 1 de mayo se mantenía en su lecho de enfermo.
Mi bisabuelo Fabián (músico y compositor teocelano) se pasó toda la noche limpiando su cornetín pues tocaba en la pequeña banda del pueblo, que empezaba a dirigir él mismo, y al tocar frente a tan distinguido personaje lo mantenía también lleno de nervios.
Parecía como día de fiesta; a los estudiantes de las dos escuelas del pueblo les habían indicado que deberían de llevar sus uniformes blancos; algunos no muy blancos pero sí muy almidonados. La profesora María Herminia (no fue posible investigar el apellido) al frente de su grupo de alumnas entre las cua¬les se encontraban Conchita Vanda, Chonita Castillo, Angelina Lazo, Leonor Ramírez Anell y Raquel García, entre otras; sobre¬salían sobre todo tres de todas ellas, ya que representaban a la bandera nacional y vestían cada una los colores patrios, corres¬pondiendo el color verde a Chonita Castillo, el blanco a Raquel García y el rojo a Leonor Ramírez Anell. Los niños de la escuela para varones, entre los cuales se encontraban mi tío Guadalupe Sánchez Galván (General de División del Ejercito Mexicano, iniciador junto con Manuel F. López y los hermanos García del movimiento Revolucionario en Teocelo el 16 de agosto de 1914), Daniel Flores y Raúl Martínez; los chiquillos lucían muy bien peinados y las niñas luciendo sus mejillas sonrojadas gracias a la aplicación de papel color rojo humedecido. La maestra Ma¬ría Herminia, muy correcta, aguantando la respiración por aquella cinturilla de varilla que obligaba a ello y el zapato apretado para aparentar medio número menos.
Las muchachas y muchachos aprovechaban la ocasión para saludarse lo más cercanamente posible bajo la sombra de la arbo¬leda de los alrededores de la nueva Estación.
Las señoras y señores luciendo sus mejores galas, predominando señores, ya que las señoras en su mayoría permanecían en los balcones y puertas de sus casas esperando el paso del perso¬naje y su comitiva.
Perros callejeros, paisanos con animales cargados de grano decoran el paisaje. El aire sopla los rostros, las grandes y abultadas faldas de las pocas damas que acuden al recibimiento a la Estación del ferrocarril se dejan tirar por el viento.
(Continuara...)
3 comentarios:
Me gustó el articulo, menciona usted que el General Guadalupe Sánchez fue su tío, me gustaría saber más información sobre él ya que no conozco mucha y me interesa. El general fue mi bisabuelo.
Hola, muy buen artículo, me interesa saber la fecha aproximada de las fotos. Gracias.
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