3 de agosto de 2011
De la redacción
Coatazacoalcos, Ver; En su cuarta jornada por territorio nacional y procedentes de Ixtepec, Oax. La caravana de “Paso a paso hacia la paz” arriba al puerto industrial de Coatzacoalcos. Donde son recibidos y hospedados en la capilla de San Judas Tadeo. Muy temprano, se forma un contingente formado por familiares de migrantes secuestrados y desaparecidos, activistas de los Derechos Humanos y medios de comunicación. Además de un contingente cada día más numeroso de migrantes en tránsito provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras, recorren algunas de las calles de la ciudad, rumbo al paso a desnivel de la Av. Uno, donde se localizan las vías del tren y es el principal punto de “embarque” de migrantes.
Durante el recorrido de la marcha bajo un sol a plomo, se vitorean los nombres de sus países de origen, denunciando con consignas al grupo criminal “Zetas” como el principal responsable de la inseguridad en el recorrido, “La migra, los zetas… al pueblo se respeta”. Las madres y familiares de los desaparecidos o secuestrados portan grandes cartulinas con el nombre de las víctimas, sus fotos y un contacto para quien sepa algo de su paradero. Otros con mantas, establecían parte de sus exigencias, “Queremos justicia para que aparezcan nuestros familiares… Déjennos pasar somos personas… No más convenios, sino hechos… Exigimos un banco de base de datos de nuestros migrantes… ¡Basta ya! No más secuestros”, “Solamente busco un sueño, no me secuestres… también los migrantes estamos hasta la madre”. Exhibiendo un profundo sentido de hermandad latinoamericana, hacían el llamado general por un “México con conciencia, hace la diferencia”. Fundidos en el contingente, el fraile católico Tomas González Castillo y el sacerdote Alejandro Solalinde, Director del alberge “Hermanos en el camino” acompañaban la marcha.
Los migrantes en tránsito con cansancio evidente, piel tostada, gorras y pequeñas mochilas como equipaje, buscaban mitigar el calor con agua que los pobladores regalaban en solidaridad o en cualquier sombra que se presentara. Su actitud combativa y festiva, provocaba la risa generalizada cuando emitían sonidos guturales semejantes a vacas, burros o borregos como seña de identidad.
Una vez bajo la sombra del puente de la Av. Uno, se crean tres grupos con familiares de desaparecidos o secuestrados provenientes de cada país representado, para realizar de forma paralela la conferencia de prensa y denuncia. Los organizadores del movimiento fijan posturas respecto del carácter apartidista y sin tintes religiosos del mismo, del llamado al sentido humano de los medios de comunicación y a la necesidad de concientización de la sociedad, “las experiencias que hemos tenido, durante todo el trayecto, el compañerismo, la tranquilidad, la alegría, siempre estuvo presente… es una demostración de que cuando nosotros nos involucremos, cuando la sociedad civil se involucre, cuando más defensores de derechos humanos existan, cuando más activistas existan, cuando más medios de comunicación existan y sean conscientes de lo que están pasando nuestros hermanos migrantes, que nos unamos a ellos, esta situación irá menguando… somos nosotros los que vamos a hacer el cambio, porque el sistema no ha respondido, no ha dado muestras de cooperación para frenar esta tragedia humanitaria…”.
Agradeciendo la respuesta de la gente exhibida en el campamento el día anterior “…y a las Comunidades Eclesiales de Base, la Asociación de Periodistas, al Sindicato de Telefonistas, a la Parroquia del Carmen y Santa Teresa… así como al DIF municipal…”. Y rindieron un homenaje a los migrantes asesinados en este punto del país, con un masivo minuto de silencio por las victimas del crimen organizado.
El testimonio de un migrante proveniente de honduras en busca de su hermano desaparecido en el país, “Yo traigo mi pasaporte, porque me dijeron en el consulado de México en Honduras que me aquí me iban a dar la forma FM3 para poder entrar al estado de Chiapas, pero me lo negaron en la frontera el INM. Finalmente tuve que brincar por el río, pero fui asaltado antes de llegar a Huixtla, me quitaron mi ropa, me golpearon y fui deportado a Guatemala. Ahí en el parque me encontré a la caravana Paso a paso… a la cual, agradezco mucho porque me han ayudado, me han protegido, le agradezco a los Padres que nos han bendecido y espero encontrar a mi hermano que está perdido en el estado de Chiapas, esa es la última carta que yo recibí”
Marisa Serratos de San Pedro Sula, Honduras; “…Me entere por los medios de comunicación de la caravana Paso a paso, y aunque no tenía cómo transportarme, afortunadamente me integré aquí a la caravana… Yo soy una de las madres que busco a mi hija, mi hija se llama Doris, hace cuatro años salió de Honduras con el “sueño americano”, el cual no sé si lo logró o fue víctima del secuestro, de robo o de ultraje… el último lugar donde la vieron fue Tapachula…”
Un testimonio de una madre guatemalteca al borde del llanto, que no sabe nada de su hijo “No somos delincuentes, no somos ladrones, sólo queremos un futuro mejor… Queremos volver a ver a nuestros hijos, queremos abrazarlos… por eso no podemos estar en paz, a la hora de comer, a la hora de dormir, nosotros estamos pensando en nuestros hijos, en cómo estarán.”
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