“EL PODER CANTAR SALVÓ MI VIDA”, DOÑA ELOINA CAMPOS
Por: Beatriz Mora
Mi nombre es María Josefa Eloina campos Fuentes, voy a cumplir 67 años de edad en Noviembre. La música llegó a mi vida, desde que tenía 3 años. Mi papá tocaba y cantaba bonito y me empezó a enseñar la canción de “Nosotros”. Me subía a un mostrador, me sentaba y él con la guitarra me repasaba la letra. A los 5 años en el colegio “Vasco de Quiroga” canté en un Drama el “Vals Sobre las Olas”, entonces, varias señoras que me escucharon le decían a mi mamá que me mandara al conservatorio y con esa idea crecí. En la primaria era buena para bailar, cantar, declamar, y ayudaba que las Madres cultivaban mucho esas arte, recuerdo a la Madre Clementina Gallegos (+). Cuando salí de la primaria le pedí a mi mamá ir al conservatorio, pero a una prima de 14 años se la acababa de robar el novio que tenía 28 años y mi mamá ya no me dejó ir, pensando que a mí también me podían robar. Afortunadamente al colegio venía un pianista, maestro de música, que era el director del conservatorio, entonces decidí estudiar comercio, pues aunque nunca me gustaron los números podía estar en el coro donde él enseñaba. Después, llegó el día en que terminé y a los 15 años me fui a México a trabajar, vivía en una pensión, y ahí había un señor que tocaba melodías con una hojita de laurel, y como me oía que siempre andaba cantando, un día me quiso llevar a Televicentro pero quería que fuéramos en ese instante y como no me había bañado todavía, no fui.
Después mi mamá se enfermó de “Azúcar” por la tristeza de que me extrañaba mucho y fue por mí a México para que regresara con ella a Teocelo. Ya en Teocelo me hice novia de mi esposo a los 13 años y a los 16 nos casamos y tuve 5 hijos, pero se me murió una niña, me quedé con 4: Héctor Daniel, Adriana, Juan Carlos y Omar de Jesús, entonces me dediqué a mi marido y a mis hijos.
Antes de conocer a mí esposo, un amigo, Gabriel García (que le dicen el Güero Mole), iba a mi casa y me enseñó a cantar los tangos. A mi marido nunca le gustó que cantara y no me dejaba hacerlo. Nunca supe con certeza por qué, creo que era porque a mi suegra tampoco le gustaba y eso influyó mucho, es que la gente de antes creía que las mujeres que cantábamos éramos “locas”. Entonces tenía que cantar a escondidas, cuando él no estaba, cantaba en el baño, con un amigo de Xalapa en su peluquería y con mi hijo Héctor, pero como mi esposo también se enojaba que cantara Héctor, mi hijo Juan Carlos estaba chiquito y se sentaba en el quicio de la puerta a cuidar que no llegara su papá, cuando veía que venía se metía corriendo a avisarnos para que escondiéramos las guitarras en el closet. Recuerdo que en una ocasión había un programa en el DIF para enseñarles artes a los niños y Héctor era de los más talentosos, entonces, lo invitaron para ir a México a grabar pero su papá no lo dejó ir a pesar de lo mucho que le insistimos.
Con el paso del tiempo Héctor grabó un disco, pues se fue de la casa a los 19 años a hacer su vida, y estando en Xalapa, un compañero de trabajo lo escuchó cantar y lo llevó con un maestro de música. Cuando mi marido le preguntó qué le había comentado el maestro y la respuesta fue que tenía un “tesoro” en la garganta, mi esposo se arrepintió mucho por no haberlo apoyado en su momento.
Yo empecé a cantar de manera pública hasta el 2006 que grabé mi primer disco y esto fue porque falleció mi esposo y de la tristeza caí en depresión y me estaba muriendo, pues imagínate 47 años vernos todos los días, lo extrañaba mucho. Fue entonces que para salvarme mi hijo Héctor me llevó al estudio de grabación con un maestro que se llama Miguel Ángel y grabé entonces mi disco. Eso me salvó la vida. El segundo, lo grabé hace un mes, el ingeniero de sonido me felicitó porque me dijo que tengo muy buena voz, con matices y ya no fue necesario hacerle ningún arreglo. Las canciones que grabé en los discos, se las aprendí a mi papá cuando lo iba a visitar (también a escondidas) y cantábamos y cantábamos. Ahorita con Héctor queremos grabar una canción a dueto.
Me da alegría haber cumplido mi sueño de cantar a los casi 67 años, pero también siento nostalgia por no haberlo hecho cuando tenía toda la potencia para triunfar. Yo sé que me hubiera muerto si no lo hago, por la depresión y porque hace como 3 meses me dio un coma diabético, y aunque estuve muy mal sabía que no me podía morir porque tenía que terminar mi segundo disco que ya lo estábamos preparando con el maestro. Por eso el consejo que le doy a todas las mujeres es que hay que luchar, no cruzarnos de brazos, porque si no lo hacemos nosotras, nadie lo hará, hay que ir contra lo que sea, contra el tiempo y si es necesario contra las personas…”
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(Nota: Cada disco cuesta $100 pesos y están a la venta en casa de doña Eloina en Teocelo).
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