5 de febrero de 2010

Editorial 51

Para que aprendan a respetar

Aunque los ciudadanos ponemos los votos y el dinero para que cada tres y cada seis los servidores públicos de los tres niveles de gobierno nos representen, la brecha entre ellos y nosotros se abre cada día más, pues al llegar a sus puestos se olvidan que nosotros mandamos y no pueden hacer lo que se les pegue la gana.

Ya va siendo hora de que hagamos a un lado a los partidos políticos y que leyes y códigos electorales incorporen la figura de las candidaturas ciudadanas, pues solamente así la política volverá a recuperar su auténtica misión: la de hacer el bien a los demás mediante el ejercicio pleno del poder.

La política no es mala. La han hecho mala los malos políticos, que la secuestran y la prostituyen todos los días, haciendo alianzas perversas, peleándose en público, pero arreglándose bajo la mesa cada vez que les conviene, sólo para seguir pegados a la ubre presupuestal.

Por esa casta maldita de alcaldes, diputados locales, gobernadores, legisladores federales, funcionarios de los gabinetes estatal y federal, además de presidentes de la república, ministros de la Suprema Corte y demás fauna nociva del sector público, México sigue igual o peor que hace 100 y 200 años.

Quién iba a pensar que los mismos que dividieron a la Nación en julio de 2006, panistas y perredistas, ahora se quieren aliar para que el PRI no pueda regresar a la Presidencia de la República; y quién iba a pensar que priístas y panistas se iban a poner de acuerdo para aprobar el IVA a medicinas y alimentos en un país de muertos de hambre…

En los estados de la república, ahora que habrá elecciones para renovar alcaldías, legislaturas locales y gubernaturas, vamos a ver más de lo mismo: las más descabelladas alianzas, traiciones y juegos perversos entre la misma clase política, que como las serpientes únicamente cambian de piel, o sea de partido, para sorprender a incautos ciudadanos.

Al cumplirse el Centenario de los inicios de la Revolución y el Bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia, son los partidos quienes monopolizan el ejercicio del poder, pero éstos sólo ven por sus propios intereses y los de sus dirigencias o cúpulas, para perpetuarse en los cargos de la administración pública municipal, estatal o federal.

En ese macabro escenario, los ciudadanos solamente contamos para tres cosas : para consumir mercancías, para pagar impuestos y para votar; o sea, para elegir a quienes durante los próximos tres y seis años serán nuestros verdugos.

Como no será posible que en este 2010 se instrumenten las esperadas candidaturas ciudadanas, al menos tenemos que mostrar un claro rechazo ciudadano ANULANDO NUESTRO VOTO en las elecciones del primer domingo de julio. Que sea ese nuestro mensaje a la rancia y convenenciera clase política que nos desgobierna, para que APRENDAN A RESPETAR. Corre la voz.

No hay comentarios: