¿ Quién manda?
Ha comenzado ya la cuenta regresiva para los alcaldes veracruzanos, pues julio del 2009 es el mes en que las manecillas del reloj político-electoral comienzan a girar en sentido contrario. Se les acaba su tiempo.
Veremos ahora en los ayuntamientos : despidos, reclamos, traiciones, intrigas, puñaladas traperas, nuevas alianzas; en fin : ajuste de cuentas entre los equipos que aún gobiernan y los que buscarán la postulación de su partido para seguir dominando la plaza, o sea para no separarse de la ubre presupuestal.
Pasada la calentura electoral del 5 de julio, donde por cierto ganó el abstencionismo y el voto nulo, ahora los gobiernos priístas se consumen en problemas serios por la falta de liquidez.
Aunque papá gobierno –el de Fidel Herrera -, insiste en que la culpa es del gobierno federal por supuesto recorte presupuestario derivado de la crisis económica, lo cierto es que también el dispendio gubernamental, la marranada de la bursatilización y el desvío millonario de recursos públicos para las campañas priístas veracruzanas, tienen ahora a los ayuntamientos en la bancarrota y a punto del endeudamiento.
Dentro de un año habrá elecciones otra vez en Veracruz –en septiembre de 2010-, para elegir alcaldes, diputados locales y gobernador del estado.
Es posible que para entonces el pueblo haya olvidado el agravio de estas y de otras elecciones recientes, y que engatusado por los expertos del engaño, con ese cuento de que en las municipales lo que importa no es el partido sino la persona, volverán a creer en frases, discursos, regalos, promesas y bla-bla-bla-bla…
La política no es sucia ni mala, la ensucian y la pervierten los malos políticos, como esos que hoy desgobiernan nuestro país, nuestro estado y nuestros municipios.
Hace falta reivindicar la palabra política, para que malos políticos como Salinas de Gortari o Fidel Herrera no nos vuelvan a robar y ensuciar palabras o conceptos como el de la Solidaridad o el de la Fidelidad.
Hace falta deslindarnos de los malos políticos, de los partidos y sus líderes, nunca antes con tan bajísimo perfil y credibilidad, pues sus actos, conductas, simulaciones y resultados los señalan como los principales y únicos responsables del hundimiento de la Nación.
Son lobos con piel de oveja que seguirán asociándose a empresas y empresarios rapaces, para dejar a los ciudadanos en simple condición de consumidores y votantes, viviendo al día con 50 pesos o menos, pues esa es la fórmula perfecta para que nadie alce la frente ni la voz, ante patrones o gobiernos.
Aunque la radio y la televisión comercial no los incluyen en sus pantallas o noticiarios y la prensa vendida menos, cada vez hay más mexicanas y mexicanos, dentro y fuera de Veracruz, que consideran que ya estuvo bueno que nos sigan agarrando de sus pendejos…
Hacer la otra política, desde abajo y con la gente, construyendo formas de autogobierno, con valores auténticos y verdadera legitimidad, sin poses ni maquillajes o reflectores de los medios, no será tarea fácil o de corto plazo, pero entre la partidocracia y el riesgo de la dictadura militar, será el único camino viable para reivindicar a una ciudadanía que en pleno siglo XXI –200 años después de su guerra de Independencia y 100 años después de la Revolución- sigue siendo lo menos importante para sus gobiernos.
Para dejar de hacernos pendejos y para que otro gallo nos cante, tenemos que empezar por recordar que los más importantes somos los ciudadanos, somos los soberanos, y que los servidores públicos, los gobernantes, son nuestros empleados, nuestros súbditos. Empecemos a mandar.
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