Por: Beatriz Mora
Hace algunos años compartió con los radioescuchas de Radio Teocelo su testimonio de vida y de oficio y nos comentó lo siguiente:
“Antes de 1975 me dedicaba a trabajar en el campo, pero como no alcanzaba el dinero, a partir de ese año empecé a trabajar tallando figuras con las flores de la “corrigüela”, y las vendía afuera de mi casa. Hoy ya no se hacen. En aquel entonces vino una misión cultural a Monte Blanco, el maestro encargado de la misión al ver las figuras que hacía se sorprendió y me dijo que eran muy bonitas y reflejaban mi gran imaginación, fue entonces que me llevó a la escuela donde enseñaban a las esposas de los campesinos a hacer manualidades de tejido y algunas otras cosas, me mostró un pedazo de caña vaquera, una de las variedades del bambú, y me dijo que con mi imaginación podría utilizarla para trabajar con ella. Me llamó la atención y fue así como me inicié en el oficio.
Esa noche no pude dormir, estuve pensando qué podía hacer con el bambú. Al otro día junté pedazos de vaquera secos y empecé a hacer tarros con flor de tepe jilote y jardineras. Llevé mis artesanías a vender al mercado de San José en Xalapa. Ahí surgieron las primeras artesanías de bambú de Monte Blanco.
En aquellos años, no tenía herramientas, sólo trabajaba con un desarmador con filos y un cuchillo que adapté. Las primeras piezas que hice fueron unos tarros, pero en Xalapa me empezaron a pedir cosas como un librero, una silla, etc y se las hacía. En 1979 dejé de ir a Xalapa porque la gente empezó a venir a buscarme a Monte Blanco, en aquel entonces yo era el único artesano.
Me empezó a ir muy bien, trabajaba en mi casa, recuerdo que llegué a tener 18 empleados y de aquí salieron la mayor parte de los artesanos que ahora hay. En aquel entonces el bambú era baratísimo, una vara la compraba en 2 ó 3 pesos; hoy es muy caro, una vara cuesta alrededor de 80 pesos. Un juego de sala costaba 500 pesos, ahora cuesta 2500. Actualmente hay una variedad enorme de herramientas, por ejemplo las brocas circulares que vienen en serie, lo cual hace mucho más fácil el trabajo.
En Xalapa empecé a comprar revistas americanas donde venían varios modelos de lo que se puede hacer con el bambú. Lo que más pedían eran los comedores, libreros, juegos de sala, recámaras, tocadores. Todo se podía hacer siempre que se tuviera imaginación. Ahora con
Lo más fácil de hacer son los comedores, salas y libreros; lo más difícil es tejer “ojo de perdiz”, aquí no lo conocen, son muy pocas las personas que lo saben hacer, se hace con la cascarilla del ratán, el cual no lo tenemos aquí, viene de las filipinas. Yo desde el principio aprendí a hacer el tejido. Se hace el tejido para sillas o sillones de “pavo real”, que yo sepa aquí ningún artesano los hace.
Uno de los problemas al que nos enfrentamos los artesanos es que no tenemos quién nos asesore, sobre todo en cómo abrir los mercados para poder sacar nuestros productos. Otro de los problemas es que los productos que necesitamos, como la cascarilla, es cara y se maneja a través del dólar y cada vez esta subiendo, por eso muchos artesanos están dejando de trabajar. En su momento me enfrenté a otro problema, cuando se empezó a escasear el bambú lo tuve que ir a buscar a Huatusco y encontré el bambú que ahora se trabaja aquí, le nombran “plumilla”.
Hay gente que trabaja muy bien y los felicito, pero quienes trabajan mal nos perjudican a todos, no sólo por la mala fama sino también porque dan muy barato el producto. En su momento llegó a haber 45 talleres de bambú en Monte Blanco. Me siento orgulloso porque tengo un catálogo muy variado y aunque sigo trabajando con el bambú, quiero hacer cambios pues la competencia es mucha, quiero hacer muebles como los de equipale pero con bambú. Les comento que he tenido clientes de gran parte de la república.
Con este oficio mi salud se ha visto perjudicada por el gas que se utiliza al hacer la lumbre, me afectó la vista, pero no he dejado de trabajar, pues todo me gusta de este oficio y más cuando tengo el reto de que alguna persona me encarga algo.
Desde hace 6 años, también me dedico al cultivo de plantas. Son plantas de ornato de diferentes especies, sobre todo el bambú y los anturios. Tenemos un terreno en Monte Blanco donde tengo mi vivero. Para el cultivo de bambú se puede sembrar en una bolsa o en el suelo, se hace con un tronco o una estaca, dependiendo de la clase o variedad, pues hay más de 280 especies. Requiere mucha humedad, por riego o goteo, también se necesita mucho cuidado y saber en qué tiempo y cómo cortarlo. Se deben asegurar que el bambú esté recio, para obtener rendimiento y calidad del mismo. Mi abuelo me enseñó que se corta en luna recia y me ha dado resultados, además el corte debe hacerse de modo que el tronco no se corte hasta abajo sino que se deje por lo menos unos 20cm de diámetro en la tierra para que no se pierda y poder seguir sacando semilla. El bambú esta recio cuando tiene aproximadamente 2 años, su color va variando de verde a amarillo.
Por otro lado, cultivo la planta del anturio oaxaqueño, la cual se vende desde 25 pesos hasta 100 pesos.
La planta del bambú es la planta del futuro, dedicarse a este oficio ya sea elaborando artesanías o cultivándolo es una fuente de trabajo y de dinero”.
Le agradecemos a don Galdino haber compartido su testimonio y lo felicitamos y reconocemos por ser un personaje popular de la región y pionero en el oficio de la artesanía de bambú.
1 comentario:
Un gusto poder leer estas narrativas de vida, es bueno registrar y dar credito de las personas involucradas en ciertos momentos historicos de cierta sociedad.
Gracias a los actores y las personas interesadas en registrar lo que acontece.
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